sábado, 11 de septiembre de 2010

Universo "no objeto"

En la cosmología contemporánea también se postulan modelos que hacen del Universo un elemento “no objeto”, es decir, sin fundamento externo o causa necesaria de su existencia, como una especie de entidad autocontenida sin causa exterior. Uno de los principales abanderados en la actualidad de esta consideración es Stephen Hawking.

Según esta perspectiva, el Universo no tendría su inicio en una singularidad original, ni un detonante de inicio ontológico externo al Universo en sí. Para Hawking la no necesidad de un “elemento causal”, independiente del Universo, sería patente en un Universo que se explicara a sí mismo. La condición de posibilidad de establecer un Universo autocontenido, autosuficiente y autoexplicable, radicaría –según Hawking– en la suposición de que puede explicarse la creación o aparición del Universo a partir de una supuesta “nada”, tomando como tal el vacío cuántico.


Doctor Stephen Hawking, titular de la Cátedra Lucasiana de Matemáticas de la Universidad de Cambridge, Reino Unido
Doctor Stephen Hawking, titular de la Cátedra Lucasiana de Matemáticas de la Universidad de Cambridge, Reino Unido

Ahora bien, el modelo de Universo “sin fronteras” de Hawking, requiere para su formulación de un concepto matemático llamado “tiempo imaginario”, tiempo que no es aquel en el que está confinado nuestro “universo experimentable”, en el que siempre habrá una singularidad, un comienzo del tiempo.

Al respecto Hawking precisa en su obra Historia del tiempo : “Cuando volvemos al tiempo real en el que vivimos, sin embargo, aún parecerá haber singularidades... En el tiempo real el Universo tiene un comienzo y un fin en singularidades que forman una frontera del espacio-tiempo y en las cuales las leyes científicas dejan de funcionar…”. Solo si nos movemos en un tiempo imaginario encontraremos que no hay singularidades. Y aquí Hawking expresa el quid del asunto.

Quienes afirman el nacimiento espontáneo del Universo utilizan ideas que recuerdan el espacio y el tiempo absolutos de Newton, quien propuso que estos existían separados de la materia. En los últimos años se ha postulado, sin embargo, que la materia primitiva pudo surgir a partir de estructuras espacio-temporales, y que estas estructuras pudieron aparecer a partir de fluctuaciones del vacío cuántico.

En la ciencia existen “paradigmas” (algunos especialistas como Mariano Artigas lo han denominado “modas ”), que suelen estar respaldadas por el prestigio de algunos científicos o por el éxito de una teoría. Una de las “modas” más conocidas fue la idea del espacio y el tiempo absolutos de la Física de Newton. Duró más de dos siglos (es en la que se sustentan las corrientes materialistas que florecieron en el siglo xix , por ejemplo la Filosofía marxista), y su realidad fue aceptada, con algunas excepciones, hasta que en el siglo xx la Relatividad de Einstein mostró que se trataba de ideas no correctas. Ahora se ha puesto de moda hablar de las implicaciones que la Cosmología cuántica pudiese tener con respecto a la creación del Universo. Es un paradigma que tiene puntos en común con el espacio-tiempo absolutos de Newton, en el que se atribuye una cierta realidad a las estructuras espacio-temporales.

Esto parecería estar avalado por la Relatividad General de Einstein, que presupone una cierta “geometrización” de la Física , aún cuando las realidades físicas no se pueden reducir rígidamente a conceptos geométricos, pues, si bien es cierto que Einstein sustituyó teóricamente las fuerzas por la curvatura del espacio-tiempo, se trata de una estratagema eficaz y legítima, que nada tiene que ver con la reducción de la Física a la Geometría ni con la existencia de un espacio-tiempo sin materia.

Por otra parte, el “vacío” que estudia la Física no tiene relación alguna con la “nada”. La “nada” es un término metafísico, no físico. En Física no podemos hablar de “la nada”, pues saldríamos de su campo de estudio (si no hay nada, no hay Física). Lo que la Física llama “vacío” es el estado en que se encuentra una zona del espacio después de extraer de ella la materia en estado sólido, líquido o gaseoso, y las radiaciones.

No obstante, si bien el progreso técnico permite obtener vacíos cada vez más perfectos, lo que se logra no es la “nada” en sentido absoluto. ¿Cómo podría lograrse? La nada no existe como categoría física. Es un concepto que, además de no tener lugar en la Física , no puede relacionarse con experimento alguno, aun cuando existan distintos tipos de “vacío”, según las teorías y métodos empleados; por ejemplo, el vacío clásico o el vacío cuántico . ¿Cómo conseguiría un físico producir la nada, o producir algo a partir de la nada? Para conseguirlo –acota Mariano Artigas–, no hacen falta físicos, sino magos.

Por otra parte, el vacío cuántico es de todo menos vacío, en él la energía nunca puede quedar estabilizada en un valor cero, está fluctuando sobre ese valor, continuamente se están creando y aniquilando todo tipo de partículas, llamadas por ello “virtuales”, en las que el producto de su energía por el tiempo de su existencia efímera es menor que el cuanto de acción.

Dicho en otras palabras: la auto-creación del Universo se basa en dos extrapolaciones difícilmente justificables, desde un punto de vista de las ciencias empíricas. En primer lugar, las teorías físicas solo pueden ser consideradas “científicas” si sus hipótesis pueden ser sometidas al control de un experimento que corrobore de algún modo sus predicciones. Pues bien, la nada absoluta, la nada metafísica, no es, por definición, algo que pueda relacionarse con ningún tipo de experimento (ni real, ni posible), por lo tanto, se trata de una idea que cae totalmente fuera del campo de estudio de las ciencias empíricas.

Por otro lado, no se debe identificar el “vacío cuántico” de la Física con la “nada absoluta” de la Ontología. De la Relatividad General se pudiera extraer la idea de que el espacio y el tiempo pueden ser considerados estructuras independientes de la materia. Sin embargo, la Teoría General de la Relatividad lo que afirma es que las zonas donde hay materia son, desde el punto de vista matemático, regiones en las que el espacio-tiempo tienen una mayor curvatura, que serían los cuerpos materiales.

De este modo, cuando un científico postula que el Universo pudo haberse creado a sí mismo desde la “nada”, o a partir del “vacío cuántico”, no debe (ni puede) referirse en modo alguno al concepto de “nada” utilizado por la Metafísica o por la Teología , sino que esa supuesta “nada física”, de la que surgiría el Universo, habría de ser, de alguna manera, no un vacío absoluto, sino “algo”.

En segundo lugar, las teorías que exponen la auto-creación del Universo se basan en la combinación de múltiples elementos procedentes de diversas teorías científicas; elementos que constituyen precisamente sus puntos más polémicos. Por ejemplo, de la mecánica cuántica se toma la controvertida idea de que existen “fenómenos sin causa” y la afirmación de que puede crearse (y aniquilarse) materia. Estas afirmaciones requieren matizaciones y su sentido debe limitarse al ámbito de la Física. Extrapolarlas más allá de la Física es un error y una suplantación de planos y metodologías (lo mismo que ocurre con el concordismo fundamentalista), y esto es precisamente lo que sucede cuando se intentan utilizar estas tesis para afirmar la auto-creación del Universo.

En resumen, las teorías que han postulado la auto-creación del Universo se basan (al menos en la actualidad), en afirmaciones y postulados matemáticos altamente hipotéticos (difíciles de corroborar experimentalmente), en combinación con elementos teóricos discutibles; así como con la transmutación semántica de algunos términos utilizados por diversas ramas de las ciencias empíricas (e incluso de la Filosofía y de la Teología ), que pasan a ser empleados con otros significados, de manera que se les pretende dotar de un determinado sentido físico cuando, o bien su significado original es filosófico, o bien son tomados de otras teorías científicas en las que tenían un significado y una función original diferente.

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