¿Alguna vez habéis ido a un examen "a la aventura"?
Hoy tenía examen de Metafísica (era la única que me había dejado para septiembre, por falta de tiempo) y, siendo honestos, no me la había preparado demasiado bien. Es por eso que fui "a la aventura", es decir, preparándome lo básico y de manera más bien resumida... de modo que lo que pretendía era ver el examen y, si tenía alguna posibilidad quedarme... y si no la tenía pues levantarme e irme.
Este sistema funciona si al mismo acuden más compañeros, porque de ese modo te da menos fatiga levantarte y entregar la hoja del examen en blanco. Pero he aquí que la gran pseudo-secretaria (porque no es la secretaria oficial aunque haga las veces de la misma) ,en vista de que el resto de alumnos se borró de la lista del examen ,decidió decirle al profesor que hoy no tenía que venir a examinar a nadie.
Ustedes se preguntarán lo mismo que yo, ¿acaso supuso que yo tampoco lo haría? ¿se olvidó?
El caso es que tendríais que ver mi cara hablando con el profesor por teléfono y diciéndole que, para como llevaba el examen, que mejor ni viniera, que me daba fatiga hacerle venir desde su casa... pero el insistió afirmando que yo estaba en mi derecho de hacerlo.
Y así fue, media hora más tarde (18:30), llegó el profesor, le entregué mi trabajo sobre Ortega y Gasset y me dispuse, con más vergüenza que compostura, a realizar el examen.
En fin, si apruebo será un milagro, o un misterio equiparable a la esencia de los entes, aquella que hace que una cosa sea lo que es (guiño metafísico).
Este sistema funciona si al mismo acuden más compañeros, porque de ese modo te da menos fatiga levantarte y entregar la hoja del examen en blanco. Pero he aquí que la gran pseudo-secretaria (porque no es la secretaria oficial aunque haga las veces de la misma) ,en vista de que el resto de alumnos se borró de la lista del examen ,decidió decirle al profesor que hoy no tenía que venir a examinar a nadie.
Ustedes se preguntarán lo mismo que yo, ¿acaso supuso que yo tampoco lo haría? ¿se olvidó?
El caso es que tendríais que ver mi cara hablando con el profesor por teléfono y diciéndole que, para como llevaba el examen, que mejor ni viniera, que me daba fatiga hacerle venir desde su casa... pero el insistió afirmando que yo estaba en mi derecho de hacerlo.
Y así fue, media hora más tarde (18:30), llegó el profesor, le entregué mi trabajo sobre Ortega y Gasset y me dispuse, con más vergüenza que compostura, a realizar el examen.
En fin, si apruebo será un milagro, o un misterio equiparable a la esencia de los entes, aquella que hace que una cosa sea lo que es (guiño metafísico).
¡¡¡Qué bueno!!! es que eres de lo que no hay, pero me parece de lo más valiente lo que has hecho. Dios quiera que te valga en positivo y que el examen haya sido para aprobar. ¿Qué impresión tienes?.
ResponderEliminarUn abrazo y ¡suerte!
Yo creo que peca usted de modestia, seguro que le ha salido mejor de lo que hace ver; sin embargo, a veces no está de más prepararse mentalmente por si recibe uno un revés.
ResponderEliminarTe comprendo muy bien, Andy. Si al examen van otro 100 y uno lo hace mal o se tiene que levantar, parece que da menos vergüenza. Si uno es el único examinando pues es una situación muy embarazosa. Fuiste valiente: yo directamente no me habría presentado.
ResponderEliminarOjalá el examen estuviera realmente bien y te pueda aprobar.
No entendí muy bien cómo te enteraste de que el profesor no iba a ir y cómo le llamaste para aclarar las cosas.
C, muchísimas gracias. Que Dios te oiga... porque no las tengo yo todas conmigo.
ResponderEliminarPAINted, muchas gracias por los ánimos y sus sensatas palabras.
Fernando, me enteré cuando llegó la pseudo-secretaria a abrir la facultad y, al verme con los apuntes, se asustó y me contó lo que le había pasado (lo del olvido). Me pidió perdón, llamó al profesor, le pidió disculpas y me lo pasó al teléfono para que nos pusieramos de acuerdo... vamos, un pastelón.