sábado, 14 de agosto de 2010

La importancia de hablar bien


A una mujer que se confesaba frecuentemente de hablar mal de los demás, san Felipe Neri le preguntó:

— ¿Te sucede con frecuencia hablar mal del prójimo?

— Muy a menudo, Padre -responde la penitente.

— Hija, creo que no te das cuenta de lo que haces. Es necesario que hagas penitencia. He aquí lo que harás: mata una gallina y tráemela enseguida, desplumándola por el camino desde tu casa hasta aquí.

La mujer obedeció, y se presentó al santo con la gallina desplumada.

— Ahora -le dijo Felipe-, regresa por el mismo camino que viniste y recoge una por una las plumas de la gallina…

— Pero eso es imposible, padre -rebatió la mujer-, con el viento que hace hoy no podré encontrar más que unas pocas.

— También yo lo sé -concluyó el santo-, pero he querido hacerte comprender que si no puedes recoger las plumas de una gallina, desparramadas por el viento, tampoco puedes recoger todas las calumnias levantadas y dichas de mucha gente, y en perjuicio de tu prójimo.

5 comentarios:

  1. Gracias por que a través de un cuento sencillo nos cuentas el mal que hace el mal hablar y el imposible remedio de arreglar el mal hecho.
    por correo te mando mi regalo, no hace falta qu evayas a buscarlo es tuyo.
    Con cariño
    Sor.Cecilia

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  2. Me gustan mucho este tipo de enseñanza.

    Tomaré nota para no tener que correr detrás de ninguna pluma que el viento quiera llevarse.

    Un abrazo

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  3. Ooooh

    Yo necesitaría muchas veces que mi confesor me dijera esa penitencia, Andy: me parece que en esto tengo poco propósito de la enmienda.

    Qué buen consejo.

    Hasta pronto.

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  4. Mi estimado Andy, en el premio Reconocimiento de valores o cualquier otro premio que te den, debes de poner quien te lo ha otorgado.
    Como hoy te pido que vengas a recoger otro premio que te doy a compartir, procura seguir sus normas. Espero que estos premios te motiven cada día más a ser lo que espero que seas. Un estupendo Broguero.
    Te quiere con ternura.
    Sor.Cecilia

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  5. Capuchino, a mi también me gustan mucho... y me las tengo que aplicar con más frecuencia.

    Fernando, ¡qué alegría verte de nuevo por aquí!, a mí me pasa lo mismo que a ti...

    Sor Cecilia, discúlpeme, pero es que he estado muy liado. Muchas gracias por su reconocimiento.

    Un abrazo a todos.

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