jueves, 1 de julio de 2010

Vías tomistas para llegar a Dios


Hoy os traigo, mis queridos amigos, las famosas cinco vías de Santo Tomás para llegar a Dios.
Bien sé que para quien no esté muy familiarizado con el estudio de la filosofía sea algo casi imposible de comprender, puesto que habría que empezar explicando conceptos previos como el de "esencia", "existencia", "simple" "compuesto", "ser en acto, ser en potencia" etc... Para ello os dejo un Diccionario que os puede servir de ayuda.

Con todo, hoy las traigo a mi blog para ciertas personas a las que le gusta la filosofía pero que no conocen dichas vías y, en definitiva, para todos aquellos que quieran acercarse a este gran filósofo.
Podríamos decir que es una "lectura recomendada" para este verano "bloggero".








1) La primera y más clara es la que se deduce del movimiento. Pues es cierto, y lo perciben los sentidos, que en este mundo hay movimiento. Y todo lo que se mueve es movido por otro. De hecho nada se mueve a no ser que en cuanto potencia esté orientado a aquello para lo que se mueve. Por su parte, quien mueve está en acto. Pues mover no es más que pasar de la potencia al acto. La potencia no puede pasar a acto más que por quien está en acto. Ejemplo: el fuego, en acto caliente, hace que la madera, en potencia caliente, pase a caliente en acto. De este modo la mueve y cambia. Pero no es posible que una cosa sea lo mismo simultáneamente en potencia y en acto; sólo lo puede ser respecto a algo distinto. Ejemplo: Lo que es caliente en acto, no puede ser al mismo tiempo caliente en potencia, pero sí puede ser en potencia frío. Igualmente, es imposible que algo mueva y sea movido al mismo tiempo, o que se mueva a sí mismo. Todo lo que se mueve necesita ser movido por otro. Pero si lo que es movido por otro se mueve, necesita ser movido por otro, y éste por otro. Este proceder no se puede llevar indefinidamente, porque no se llegaría al primero que mueve, y así no habría motor alguno pues los motores intermedios no mueven más que por ser movidos por el primer motor. Ejemplo: Un bastón no mueve nada si no es movido por la mano. Por lo tanto, es necesario llegar a aquel primer motor al que nadie mueve. En éste, todos reconocen a Dios.


2) La segunda es la que se deduce de la causa eficiente. Pues nos encontramos que en el mundo sensible hay un orden de causas eficientes. Sin embargo, no encontramos, ni es posible, que algo sea causa eficiente de sí mismo, pues sería anterior a sí mismo, cosa imposible. En las causas eficientes no es posible proceder indefinidamente porque en todas las causas eficientes hay orden: la primera es causa de la intermedia; y ésta, sea una o múltiple, lo es de la última. Puesto que, si se quita la causa, desaparece el efecto, si en el orden de las causas eficientes no existiera la primera, no se daría tampoco ni la última ni la intermedia. Si en las causas eficientes llevásemos hasta el infinito este proceder, no existiría la primera causa eficiente; en consecuencia no habría efecto último ni causa intermedia; y esto es absolutamente falso. Por lo tanto, es necesario admitir una causa eficiente primera. Todos la llaman Dios.

3) La tercera es la que se deduce a partir de lo posible y de lo necesario. Y dice: Encontramos que las cosas pueden existir o no existir, pues pueden ser producidas o destruidas, y consecuentemente es posible que existan o que no existan. Es imposible que las cosas sometidas a tal posibilidad existan siempre, pues lo que lleva en sí mismo la posibilidad de no existir, en un tiempo no existió. Si, pues, todas las cosas llevan en sí mismas la posibilidad de no existir, hubo un tiempo en que nada existió. Pero si esto es verdad, tampoco ahora existiría nada, puesto que lo que no existe no empieza a existir más que por algo que ya existe. Si, pues, nada existía, es imposible que algo empezara a existir; en consecuencia, nada existiría; y esto es absolutamente falso. Luego no todos los seres son sólo posibilidad; sino que es preciso algún ser necesario. Todo ser necesario encuentra su necesidad en otro, o no la tiene. Por otra parte, no es posible que en los seres necesarios se busque la causa de su necesidad llevando este proceder indefinidamente, como quedó probado al tratar las causas eficientes (núm. 2). Por lo tanto, es preciso admitir algo que sea absolutamente necesario, cuya causa de su necesidad no esté en otro, sino que él sea causa de la necesidad de los demás. Todos le dicen Dios.


4) La cuarta se deduce de la jerarquía de valores que encontramos en las cosas. Pues nos encontramos que la bondad, la veracidad, la nobleza y otros valores se dan en las cosas. En unas más y en otras menos. Pero este más y este menos se dice de las cosas en cuanto que se aproximan más o menos a lo máximo. Así, caliente se dice de aquello que se aproxima más al máximo calor. Hay algo, por tanto, que es muy veraz, muy bueno, muy noble; y, en consecuencia, es el máximo ser; pues las cosas que son sumamente verdaderas, son seres máximos, como se dice en II Metaphys. Como quiera que en cualquier género, lo máximo se convierte en causa de lo que pertenece a tal género -así el fuego, que es el máximo calor, es causa de todos los calores, como se explica en el mismo libro —, del mismo modo hay algo que en todos los seres es causa de su existir, de su bondad, de cualquier otra perfección. Le llamamos Dios.


5) La quinta se deduce a partir del ordenamiento de las cosas. Pues vemos que hay cosas que no tienen conocimiento, como son los cuerpos naturales, y que obran por un fin. Esto se puede comprobar observando cómo siempre o a menudo obran igual para conseguir lo mejor. De donde se deduce que, para alcanzar su objetivo, no obran al azar, sino intencionadamente. Las cosas que no tienen conocimiento no tienden al fin sin ser dirigidas por alguien con conocimiento e inteligencia, como la flecha por el arquero. Por lo tanto, hay alguien inteligente por el que todas las cosas son dirigidas al fin. Le llamamos Dios.

5 comentarios:

  1. En cuanto vi el cuadro reconocí el Zurbarán que tenemos, aquí, en el Museo de BB. AA. de Sevilla, “La apoteosis de Santo Tomás de Aquino”, perteneciente a nuestro barroco español, realizado al óleo sobre lienzo y de unas dimensiones enormes.
    Zurbarán lo realizó para el Colegio de Santo Tomás de Sevilla el cual formaba a los doctores. El tema del cuadro no es otro sino una exaltación a la labor que se realizaba en el colegio y a sus monjes. Siendo Santo Tomás de Aquino una de las figuras más importantes dentro de la teología, aparece en el centro del cuadro rodeado por los cuatro Padres de la Iglesia para la elaboración de la doctrina cristiana. San Ambrosio, San Gregorio, San Jerónimo y San Agustín (al que adoro). Todos ellos, se encuentran en el plano superior del cuadro simbolizando el mundo divino. Sobre ellos, el cielo, con Dios Padre, Dios Hijo Nuestro Señor con la cruz y en el centro el Espíritu Santo que ilumina a Santo Tomás. En la parte inferior del cuadro la figura del emperador Carlos V que fue quien facilitó la dote y los terrenos para que se construyese el colegio.

    De las vías tomistas que nos traes hoy, querido Andy, me quedaría de mil amores con la cuarta para llegar, por ella a la quinta, esencia de toda nuestra vida como creyente. Nuestro Señor, Dios Padre Todopoderoso.
    Sin Él como Primer Motor, como Primera Causa, Como Ser Necesario, Perfectísimo y Sumo Ordenador.
    Sin su existencia no podríamos tener un conocimiento exacto de las cosas ni siquiera tener conocimiento de Él en sí mismo y de su infinita bondad, misericordia y gracia divina.

    Mil gracias y un fuerte abrazo

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  2. Cristina me has dejado... gratamente sorprendido.

    Te agradezco muchísimo la maravillosa descripción del cuadro de Zurbarán (que me ha dejado impresionado). Sin duda alguna le da más valor a este humilde blog y, como amante del arte que soy, encuentro que es un complemento genial al post.

    Muchísimas gracias, de verdad.

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  3. Hola, Andy, qué post tan denso.

    Toda la reflexión sobre Dios es muy importante, empezando por Santo Tomás y siguiendo por todos los demás teólogos que ha habido en la Historia de la Filosofía. Es importante que la fe no sea una cosa elemental, porque sí, "creo porque creo", sino que sea algo intelectual, sin complejos ante otros pensamientos que ha habido y hay en la Historia.

    Dicho esto, añado que las 5 vías son algo muy bueno para convencer de la existencia de Dios a quien ya cree en la existencia de Dios, como es nuestro caso. Pero dudo mucho que alguien que va a perder la fe o alguien que sea ateo de nacimiento decidan ser religiosos por la lectura de Santo Tomás. En este sentido, soy más agustiniano que tomista: es el corazón, el espíritu, el que te aleja y te acerca de Dios. Una vez que has llegado (o vuelto) a Él es cuando empieza a ser importante la reflexión sobre su Existencia.

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  4. Estoy muy de acuerdo con Fernando y, además, como él, soy más agustiniana que tomista.

    Gracias por tu elogio.

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  5. Fernando, una vez más estoy de acuerdo contigo.
    Yo al menos no pretendo convencer a un ateo mediante las cinco vías de Santo Tomás, entre otras cosas, porque supondría que no he aprendido nada de Teología Fundamental.

    Como tú dices es el corazón el que te aleja o acerca a Dios y, yo añado algo más, en última instancia la voluntad, es decir, la fe es un acto volitivo.

    Se nos pueden presentar argumentos convincentes a favor de la existencia de Dios desde diversos planos (teológico, filosófico, científico, vivencial...) pero en última instancia es el corazón, es decir, entra en juego la libertad y la voluntad ya que, en definitiva, yo decido si confio en Dios o no (y es que la fe no es sólo el asentimiento intelectual a unas verdades reveladas sino que comporta a todo el ser y es, principalmente, un "confiar en alguien" y por ello creo lo que ese "alguien" me dice).

    También es muy interesante esto que dices "Una vez que has llegado (o vuelto) a Él es cuando empieza a ser importante la reflexión sobre su Existencia. " ya que aunque ha habido y hay personas que han encontrado a Dios mediante la ciencia y la filosofía lo más común es ese paso que describes; El creyente reflexiona sobre la existencia de Dios.

    Si el creyente no reflexionase y estudiase los fundamentos de la fe correría el riesgo de caer en el fundamentalismo... ya que lo que subyace bajo posiciones a priori "inamovibles" es el miedo a utilizar la razón... y eso degenera casi irremediablemente en el infantilismo y en el fanatismo.

    Tengo pendiente una serie de post sobre la fe que creo que os pueden resultar interesantes.

    Un abrazo a los dos y gracias por comentar.

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