martes, 19 de julio de 2011

El cristianismo apuesta por la razón





"O se reconoce la prioridad de la razón, de la Razón Creadora que está en el origen de todo y es el principio de todo (...) o se sostiene la prioridad de lo irracional, por lo cual todo lo que funciona en nuestra tierra (...) sería ocasional, marginal, un producto irracional; (de modo, que) la razón (misma) sería un producto (más) de la irracionalidad (…) En definitiva, no se puede probar (en un laboratorio) uno u otro proyecto, pero la gran opción del cristiano es la opción por la racionalidad y por la prioridad de la razón”.

Benedicto XVI




Ahora os pongo un genial fragmento de un discurso de Juan Pablo II, concretamente el pronunciado el 3 de octubre de 1981 a la Pontificia Academia de las Ciencias.


"La cosmogonía y la cosmología han suscitado siempre un vivo interés entre los pueblos y en el campo de las religiones. La Biblia misma nos habla del origen del universo y de su constitución, no para ofrecernos un tratado científico, sino para señalar las justas relaciones del hombre con Dios y con el universo.La Sagrada Escritura quiere decir sencillamente que el mundo ha sido creado por Dios y, para enseñar esta verdad, se expresa con los términos de la cosmología usual en tiempos del que escribe.

Por otra parte, el libro sagrado quiere hacer saber a los hombres que el mundo no ha sido creado como morada de los dioses, tal como lo enseñaban otras cosmogonías y cosmologías, sino que ha sido creado al servicio del hombre y para gloria de Dios. Cualquier otra enseñanza sobre el origen y la formación del universo es ajena a las intenciones de la Biblia, la cual no quiere enseñar cómo ha sido hecho el cielo, sino cómo se va al cielo.

Toda hipótesis científica sobre el origen del mundo, como la de un átomo primitivo del que procedería el conjunto del universo físico, deja abierto el problema referente al comienzo del universo. La ciencia no puede por sí misma resolver dicha cuestión: hace falta ese saber del hombre que se eleva por encima de la física y de la astrofísica y que recibe el nombre de metafísica; hace falta, sobre todo, el saber que viene de la revelación de Dios.




Pío XII en el Observatorio Astronómico Vaticano



Hace treinta años, el 22 de noviembre de 1951, mi predecesor el Papa Pío XII, hablando del problema del origen del universo con ocasión de la Semana de estudios sobre la cuestión de los micro-seísmos, organizada por la Pontificia Academia de las Ciencias, decía lo siguiente:

"Sería inútil esperar una respuesta de las ciencias de la naturaleza, las cuales por el contrario declaran con lealtad hallarse ante un enigma insoluble. Igualmente es cierto que el espíritu humano entregado a la meditación filosófica penetra más profundamente en el problema.

No se puede negar que una mente iluminada y enriquecida con los conocimientos científicos modernos y que investiga con serenidad el problema, es llevada a romper el cerco de una materia totalmente independiente y autónoma —bien por ser increada o por haberse creado ella misma— y a elevarse hasta un Espíritu creador.

Con la misma mirada diáfana y crítica con que examina y juzga los hechos, llega a vislumbrar y a reconocer en ellos la obra de la Omnipotencia creadora, cuya virtud, suscitada por el poderoso 'fíat' pronunciado hace miles de millones de años por el Espíritu creador, se desplegó dentro del universo, llamando a la existencia, en un gesto de amor generoso, a la materia desbordante de energía".





Por último, una pincelada de la Fides et Ratio:


“La opción de insertarse en la verdad, al amparo de la Sabiduría y en coherencia con ella, será determinante para la realización del hombre. Solamente en este horizonte de la verdad comprenderá la realización plena de su libertad y su llamada al amor y al conocimiento de Dios como realización suprema de sí mismo.”


"A la parresía de la fe debe corresponder la audacia de la razón"

2 comentarios:

  1. Interesantes los textos, simpáticas las fotos.

    El avance de la ciencia ha venido a dar la razón a los Papas: si hace 50 años hubieran dicho que se podría crear un embrión en una probeta, manipularlo para elegir su sexo o el color del pelo e implantarlo en la mujer habrían pensado que eso era ciencia-ficción. La ficción pasó a ser realidad, y eso no puede quedar limitado sólo por las posibilidades reales de la ciencia, ha de haber una limitación moral, sino vamos a la locura.

    ResponderEliminar
  2. Tienes toda la razón.

    Este curso he disfrutado mucho en la clase de Bioética, porque hemos tratado y debatido, a la luz del Magisterio, todas las cuestiones médicas que están tan de actualidad.

    Gracias.

    ResponderEliminar