La más bella y profunda emoción que nos es dado sentir es la sensación de lo místico. Ella es la que genera toda verdadera ciencia. El hombre que desconoce esa emoción, que es incapaz de maravillarse y sentir el encanto y el asombro, está prácticamente muerto. Saber que aquello que para nosotros es impenetrable realmente existe, que se manifiesta como la más alta sabiduría y la más radiante belleza, sobre la cual nuestras embotadas facultades sólo pueden comprender en sus formas más primitivas. Ese conocimiento, esa sensación, es la verdadera religión.
Albert Einstein
Albert Einstein
¡Qué verdad tan grande, amigo Andy!
ResponderEliminarMuchas gracias
Hello, Albert. No me quedó muy claro si Einstein decía eso porque fuera una persona religiosa (y viera en la maravilla de la Naturaleza una prueba de la existencia de Dios) o, más bien, no lo era y hacía una declaración panteísta, una especie de culto a la Naturaleza.
ResponderEliminarCristina, es una verdad maravillosa.
ResponderEliminarFernando, Einstein decía: «Mi religión consiste en una humilde admiración del ilimitado espíritu superior que se revela en los más pequeños detalles que podemos percibir con nuestra frágil y débil mente».
También recordamos momentos como: A la pregunta de si todo viene por el azar Einstein contestó: "Dios no juega a los dados"
Ciertamente él no creía en un Dios personal como nosotros,pero tampoco creía en un panteísmo difuso...simplemente pensaba que la complejidad de todo lo existente debía proceder de un "espíritu superior", al estilo del dios matemático de Spinoza.
En definitiva...es todo lo más que puede llegar alguién que no admita la revelación pero que sea consciente de que la complejidad de lo existente es tal que debe provenir de "algo" superior, el "Ser Necesario" que no recibe necesidad,el motor inmóvil,la causa primera,la Inteligencia ordenadora...aquello a lo que nosotros podemos poner un rostro, el de Jesús de Nazaret.
Gracias a ambos.