Quien busca la verdad busca a Dios, sea de ello consciente o no."
Edith Stein nació en la ciudad alemana de Breslavia (hoy Wrocław, Polonia e históricamente, en alemán, Breslau) en el seno de una familia judía, el día del Yom Kipur. Era la última de un total de once hijos. Su padre era un comerciante.
En 1913 ingresa a la Universidad de Gotinga, donde estudió filosofía. Atraída por la fenomenología, se convirtió en discípula del célebre filósofo Edmund Husserl. Publica su tesis de doctorado "Sobre el problema de la Empatía", que originará su programa filosófico temprano. Posterior a su tesis, vienen los escritos "Causalidad Sentiente" e "Individuo y Comunidad", en donde busca justificar filosóficamente la nueva psicología naciente. La última obra correspondiente a su primer período es "Una investigación sobre el estado", culmen de su proyecto para elaborar una antropología fenomenológica que vaya del hombre singular a la persona como comunidad.
Dentro de esta primera etapa en su pensamiento filosófico, vale también la pena resaltar su obra "Introducción a la Filosofía". Si bien no pertenece propiamente al ciclo de obras anterior y es de difícil catalogación, es una obra sumamente original. En ella se descubren los principales problemas de la filosofía de la naturaleza: el movimiento, las nociones de tiempo y espacio o qué es un objeto material y físico. En diálogo con Kant y con Husserl, y demostrando profundos conocimientos de las ciencias duras de su época (física, biología, filosofía de la ciencia) Edith Stein establece una diferencia fundamental entre los problemas de la naturaleza y los problemas de la subjetividad. A partir de la segunda parte (encargada de estudiar la subjetividad), formulará una antropología propiamente dicha y resaltará las características del hombre como la libertad, la conciencia, y la capacidad reflexiva. En esta obra hablará de las estructuras de la personalidad y fungirá el escrito como preámbulo a una obra de su etapa posterior: "La estructura de la persona humana", que es un curso que ella impartió en el Instituto de Pedagogía Científica en Münster, Westfalia (1932/33).
En Gotinga, se acerca por primera vez al cristianismo y al estallar la primera guerra mundial, en 1914, Edith ingresó a estudiar un curso de enfermería y sirvió como enfermera en un hospital austríaco.
El hospital donde servía fue cerrado en 1916, y Edith reanudó sus estudios filosóficos con Husserl, y obtiene el doctorado en Friburgo.
Varios de los filósofos discípulos de Husserl se convierten al cristianismo. En 1921, de visita en la casa de Hedwig Conrad-Martius, una discípula de Husserl, en Bergzabern, Edith visita la biblioteca y lee la autobiografía de Santa Teresa de Ávila. Según la propia Edith (que lo confesaría después), esta obra fue determinante para su conversión definitiva al cristianismo. En enero de 1922, Edith fue bautizada, y el 2 de febrero del mismo año, obtuvo la confirmación.
Me ha parecido maravillosa la vida de esta gran mujer que no conocía. ¡Qué envidia!
ResponderEliminarCuando el hombre vale por sí mismo llega a dónde quiere, independientemente del género del momento en qué viva. Ole, ole y ole.
La respalda otra de las grandes, mi fantástica santa de todas las santas, Santa Teresa.
¡Me ha encantado!
¡Me alegro mucho Capuchino!
ResponderEliminarLo cierto es que es una mujer maravillosa, una lumbrera en el campo de la filosofía...y a veces una gran desconocida.
Espero que la segunda parte (que es la última) también te guste.
Un abrazo.
Hola, Andy. He leído con mucho interés el post, aunque no he comprendido todas las menciones filosóficas que hacías.
ResponderEliminarMe dejó pensativo la referencia que haces a que otros intelectuales, antes que ella, se hicieron preguntas y acabaron convirtiéndose al catolicismo. ¿Por qué esto no ocurre ahora? Es fácil decir "algo hará mal la Iglesia", pero no, quizá sean ellos los que lo estén haciendo mal, los que no se pregunten seriamente las cosas, o con la honestidad necesaria.
Quedo a la espera de la parte (II): ya adivino que no va a ser tan agradable como la (I).
Un personaje muy interesante, esperamos impacientes la segunda parte, jeje. Un saludo a todos.
ResponderEliminarFernando, yo creo que la respuesta a tu pregunta es, en mi humilde opinión, la siguiente: Es un "mitad y mitad". Mitad de la culpa la tenemos los mismos creyentes, que muchas veces deformamos el Rostro de Dios y con nuestro mal ejemplo restamos credibilidad a la religión y, la otra mitad, corresponde a aquellos que están cargados de prejuicios y por definición niegan lo trascendente, a Dios.
ResponderEliminarPara ser un auténtico buscador de la verdad uno se debe desembarazar de la pesada carga de los prejuicios y la cerrazón y buscar la verdad sin miedo " Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida".
Muchas veces,lo que ocurre hoy en día es, como dijo un insigne maestro dominico, a la gente no le interesa Dios...no vivímos en una época atea, sino indiferente, que es casi peor.
PAINted, muchas gracias por sus comentarios dentro y fuera de estos reinos de internet.
Un saludo a todos...voy a por la segunda parte!