Bueno amigos, aquí estoy de nuevo tras el puente del día de Andalucía.
Como bien sabéis el viernes pasado fue mi examen de Misterio de Dios, así que os voy a contar un poquito cómo fue.
Llegué veinte minutos antes de la hora para coger buen puesto, ya que el turno se repartía por orden de llegada. Me tocó ser segundo.
Nos presentamos unos seis o siete compañeros y, como os podéis imaginar, en cuanto nos reunimos comenzamos a hablar del temario, las posibles preguntas y respuestas, lo que sabemos, lo que no sabemos... y en esas me tocaba a mí entrar.
El examen lo hicimos en la biblioteca, para no molestar a otras clases, de modo que imponía un poco la atmósfera que allí se respiraba de santo silencio, rodeado de tanto libro ilustre.
Dentro de ella me esperaba don Jesús, nuestro afable profesor. Es un hombre cultísimo y muy muy mayor. Tanto que estoy convencido que lleva dando clase desde que el Verbo se hizo carne.
En fin, me dio a elegir dos temas. Yo elegí el tema siete, Jesucristo en el Misterio de Dios.
Tras preguntarme muchas cosas, apretar mucho las tuercas (incluso por la traducción de algunas palabras al griego de la Biblia de los Setenta) y verme manejar el Nuevo Testamento, me dijo que estaba muy bien y con buena nota.
En concreto no me dijo qué he sacado, porque al ser un parcial no se dice (sólo al final del curso).
Así que muchas gracias a todos por vuestras oraciones y apoyo. Doy fe de que han servido muchísimo... porque sin duda el Espíritu Santo me iluminó especialmente en alguna pregunta peliaguda, jeje.
Como bien sabéis el viernes pasado fue mi examen de Misterio de Dios, así que os voy a contar un poquito cómo fue.
Llegué veinte minutos antes de la hora para coger buen puesto, ya que el turno se repartía por orden de llegada. Me tocó ser segundo.
Nos presentamos unos seis o siete compañeros y, como os podéis imaginar, en cuanto nos reunimos comenzamos a hablar del temario, las posibles preguntas y respuestas, lo que sabemos, lo que no sabemos... y en esas me tocaba a mí entrar.
El examen lo hicimos en la biblioteca, para no molestar a otras clases, de modo que imponía un poco la atmósfera que allí se respiraba de santo silencio, rodeado de tanto libro ilustre.
Dentro de ella me esperaba don Jesús, nuestro afable profesor. Es un hombre cultísimo y muy muy mayor. Tanto que estoy convencido que lleva dando clase desde que el Verbo se hizo carne.
En fin, me dio a elegir dos temas. Yo elegí el tema siete, Jesucristo en el Misterio de Dios.
Tras preguntarme muchas cosas, apretar mucho las tuercas (incluso por la traducción de algunas palabras al griego de la Biblia de los Setenta) y verme manejar el Nuevo Testamento, me dijo que estaba muy bien y con buena nota.
En concreto no me dijo qué he sacado, porque al ser un parcial no se dice (sólo al final del curso).
Así que muchas gracias a todos por vuestras oraciones y apoyo. Doy fe de que han servido muchísimo... porque sin duda el Espíritu Santo me iluminó especialmente en alguna pregunta peliaguda, jeje.
Un abrazo a todos.
¡Muy bien! felicitaciones. Luego nos cuentas qué nota fue.
ResponderEliminarSaludos
Qué gracia me ha hecho lo de "lleva dando clase desde que el Verbo se hizo carne", o sea, que es de lo que aprietan y aprietan. Más mérito si sacas buena nota que seguro que sí, que ya nos conocemos.
ResponderEliminar¡Ya nos contarás más!
Feliz día con un beso.
Entiendo que era un examen oral... Que pánico. Yo no sé si podría, me ponía nerviosa solo con notar al profe de pie al lado de mi mesa, pensando que miraba lo que escribía.
ResponderEliminarQue bien que te haya ido bien¡¡¡
Te quedan más examenes en marzo?
Ah, y gracias por tenernos informados
Bieeeeen. Me alegra tu optimismo que reflejas en tu magnífico post. Un abrazo
ResponderEliminarGRACIAS A DIOS muy BUENO que DIos te bendiga y mil gracias a ti por tu confianza FELICITACIONES y un abrazo fuerte muy unidos en oración
ResponderEliminarFelicidades, Andy, todo esto suena impresionante: estoy seguro de que cuando pasen los años y recuerdes estos estudios lo harás con orgullo, todo parece muy complicado.
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