miércoles, 16 de marzo de 2011

Fides et Ratio, unas pinceladas (I)


Voy a traer unas breves pinceladas de cada capítulo de la encíclica, para que tengamos una idea general de la misma y nos sirva.

Obviamente este esquemilla no le hace justicia, porque la Fides et Ratio tiene una riqueza increíble que no puede ser captada con un simple bosquejo.

Introducción- “Conócete a ti mismo”

I. Revelación de la Sabiduría de Dios

En este primer capítulo se presenta la Revelación como conocimiento que Dios descubre al hombre, “homo capax dei” que decía Santo Tomás. En este sentido, es interesante lo que nos dicen los dos últimos concilios de la Iglesia:

Vaticano I: Sostiene con fuerza que, además del conocimiento propio de la razón humana, capaz por su naturaleza de llegar hasta el Creador, existe un conocimiento que es peculiar de la fe. Este conocimiento expresa una verdad que se basa en el hecho mismo de que Dios se revela, y es una verdad muy cierta porque Dios ni engaña ni quiere engañar.(6)

Vaticano II: El Concilio Vaticano I enseña, pues, que la verdad alcanzada a través de la reflexión filosófica y la verdad que proviene de la Revelación no se confunden, ni una hace superflua la otra: « Hay un doble orden de conocimiento, distinto no sólo por su principio, sino también por su objeto; por su principio, primeramente, porque en uno conocemos por razón natural, y en otro por fe divina; por su objeto también porque aparte aquellas cosas que la razón natural puede alcanzar, se nos proponen para creer misterios escondidos en Dios de los que, de no haber sido divinamente revelados, no se pudiera tener noticia »


II Credo ut intelligam

En este capítulo se nos habla, basándose en la Sagrada Escritura, de la unidad indisoluble existente entre el conocimiento que procede de la razón y el que procede de la fe. Una expresión del libro de los Proverbios es significativa a este respecto: « El corazón del hombre medita su camino, pero es el Señor quien asegura sus pasos » (16, 9). Es decir, el hombre con la luz de la razón sabe reconocer su camino, pero lo puede recorrer de forma libre, sin obstáculos y hasta el final, si con ánimo sincero fija su búsqueda en el horizonte de la fe.

En definitiva, el hombre con la razón alcanza la verdad, porque iluminado por la fe descubre el sentido profundo de cada cosa y, en particular, de la propia existencia. Por tanto, con razón, el autor sagrado fundamenta el verdadero conocimiento precisamente en el temor de Dios: « El temor del Señor es el principio de la sabiduría » (Pr 1, 7; cf. Si 1, 14).


III Intellego ut credam

« Todos los hombres desean saber » (23) y la verdad es el objeto propio de este deseo. La verdad se presenta inicialmente al hombre como un interrogante: ¿tiene sentido la vida? ¿hacia dónde se dirige? ¿tiene sentido mi muerte? Nadie, ni el filósofo ni el hombre corriente, puede substraerse a estas preguntas. De la respuesta que se dé a las mismas depende una etapa decisiva de la investigación: si es posible o no alcanzar una verdad universal y absoluta. De por sí, toda verdad, incluso parcial, si es realmente verdad, se presenta como universal. Lo que es verdad, debe ser verdad para todos y siempre.”

También nos recuerda que la verdad no sólo se alcanza por vía racional, sino también mediante la confianza en el testimonio de personas dignas de crédito. Este conocimiento alcanzado por la fe es más numeroso que el conocimiento experimental.


IV Relación entre la fe y la razón

Este capítulo realiza una síntesis histórico-teológica de cómo el cristianismo entró en contacto con la filosofía, incorporando a ésta el contenido del mensaje revelado.” Justamente aquí está la novedad alcanzada por los Padres. Ellos acogieron plenamente la razón abierta a lo absoluto y en ella incorporaron la riqueza de la Revelación”.(41)

“Un puesto singular en este largo camino corresponde a santo Tomás, no sólo por el contenido de su doctrina, sino también por la relación dialogal que supo establecer con el pensamiento árabe y hebreo de su tiempo. Argumentaba que la luz de la razón y la luz de la fe proceden ambas de Dios; por tanto, no pueden contradecirse entre sí.”

En resumen, la fe requiere que su objeto sea comprendido con la ayuda de la razón; la razón, en el culmen de su búsqueda, admite como necesario lo que la fe le presenta.” A la parresía de la fe debe corresponder la audacia de la razón.”

4 comentarios:

  1. la fe requiere que su objeto sea comprendido con la ayuda de la razón; la razón, en el culmen de su búsqueda, admite como necesario lo que la fe le presenta. en el catesismo tambien se nos habla de la fe y la razón una vez más gracias por se aprende muchas gracias muy unidos en oración y un abrazo

    ResponderEliminar
  2. Gracias por el resumen, Andy, es muy claro, sobre todo para gente como yo que seríamos incapaces de pasar del primer apartado.

    Muy bonita la foto, no hay ni que decirlo.

    ResponderEliminar
  3. Gracias a vosotros. Yo me alegro inmensamente si en algo os puedo ayudar.

    Ahora pondré la segunda y última parte.

    ResponderEliminar
  4. Me uno al comentario de Fernando.
    Me vería incapaz de seguir las primera lineas, y en cambio tu resumen lo estoy entendiendo
    Gracias

    ResponderEliminar