Doña Blanca Brisac era pianista y contaba con 29 años cuando la ejecutaron.
Era la mayor de las trece rosas, no tenía ninguna militancia política. Era católica y votante de derechas. Fue detenida por relacionarse con un músico perteneciente al Partido Comunista.
Escribió una carta a su hijo la madrugada del 5 de agosto de 1939, que le fue entregada por su familia (todos de derechas) 16 años después. La carta aun se conserva y, como no podía ser menos, os la pongo aquí para que la leáis:
Querido, muy querido hijo de mi alma,
En estos últimos momentos tu madre piensa en ti. Sólo pienso en mi niñito de mi corazón que es un hombre, un hombrecito, y sabrá ser todo lo digno que fueron sus padres. Perdóname, hijo mío, si alguna vez he obrado mal contigo. Olvídalo hijo, no me recuerdes así, y ya sabes que bien pesarosa estoy.
Voy a morir con la cabeza alta. Sólo por ser buena: tú mejor que nadie lo sabes, Quique mío.
Sólo te pido que seas muy bueno, muy bueno siempre. Que quieras a todos y que no guardes nunca rencor a los que dieron muerte a tus padres, eso nunca. Las personas buenas no guardan rencor y tú tienes que ser un hombre bueno, trabajador. Sigue el ejemplo de tu papachín. ¿Verdad, hijo, que en mi última hora me lo prometes? Quédate con mi adorada Cuca y sé siempre para ella y mis hermanas un hijo. El día de mañana, vela por ellas cuando sean viejitas. Hazte el deber de velar por ellas cuando seas un hombre. No te digo más. Tu padre y yo vamos a la muerte orgullosos. No sé si tu padre habrá confesado y comulgado, pues no le veré hasta mi presencia ante el piquete. Yo sí lo he hecho.
Enrique, que no se te borre nunca el recuerdo de tus padres. Que te hagan hacer la comunión, pero bien preparado, tan bien cimentada la religión como me la enseñaron a mí. Te seguiría escribiendo hasta el mismo momento, pero tengo que despedirme de todos. Hijo, hijo, hasta la eternidad. Recibe después de una infinidad de besos el beso eterno de tu madre.
Blanca
No puedo hablar de emoción, Andy. La he leído en alto y estamos conmovidos.
ResponderEliminar¡Qué espantoso tuvo que ser aquello, Dios mío!
¡Pobre madre! ¡Qué entereza para poderle escribir así a su pequeño! ¡Cuánto sufrirían los dos!¡Qué horror!
Francamente tremendo y doloroso.
Un abrazo
Coincido contigo querida Capuchino...es tremenda y conmovedora...es algo doloroso.
ResponderEliminarA mi, lo que más me llama la atención es esa entereza que tu comentabas,esa capacidad de perdonar, esa dulzura...en fin, esta mujer era una cristiana pero de las de verdad.
Un abrazo
Conmovedor, desde luego, un testimonio de amor y de elevación y grandeza de espíritu, a la par que recordatorio de adónde conducen las discordias y contiendas civiles en las que a tantos politicastros de ayer y de hoy, antítesis de esta buena mujer, pretenden sumir a España. Que Dios los confunda.
ResponderEliminarMi querido PAINted bird...a su comentario sólo puedo añadir ¡Amén!
ResponderEliminarAndy: No se nada de ti y me abrumas. ¿Te ocurre algo? ¿Tú también vas a desaparecer?
ResponderEliminarUn saludo muy GRANDE
Te envío esta página para apoyar al Papa
ResponderEliminarpostmaster@soutienabenoitxvi.com
España se volvió loca en la guerra civil. Las injusticias son horribles, sean del bando que sean.
ResponderEliminar.
Concédele, Señor, el eterno descanso y brille para ella la luz perpetua, descanse en paz por la Misericordia de Dios. Amén.
Amén.
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