Hoy voy a exponer una pequeña reflexión sobre la Revelación de Dios en el cristianismo al hilo de lo que estoy estudiando actualmente en Teología Fundamental (impartida por Don Juan Antonio Paredes Muñoz) y, si me lo permiten, voy a compartirla con ustedes.
El cristianismo, a diferencia de otras confesiones, no es una religión que sólo trasmite verdades, ante todo es una experiencia vivida en la historia de la manifestación de Dios "Haec revelationis oeconomia fit gestis verbisque intrinsece inter se connexis". Dios se revela en la Historia (como se aprecia en el A.T.; Éxodo, alianza,formación del reino, destierro, restauración, pormesa de un Mesías...) y dicha revelación alcanza su plenitud en Jesús. Con Él Dios entra definitivamente en la historia del hombre,convirtiéndola en una historia de salvación.
Esta historia tiene un contexto específico, unas coordenadas concretas, unos seres humanos como tú y como yo que se encontraron con Jesús y que nos trasmiten su honesto testimonio.: Jesús es el Cristo, el Mesías.
Jesús de Nazaret al mismo tiempo revela y oculta a Dios, el Misterio con mayúsculas se hace carne y habita entre nosotros, en definitiva, Dios sale al encuentro del ser humano en su historia concreta manifestando su amor hasta la muerte en la cruz.
Este Dios crucificado que revela su omnipotencia en la misericordia y el perdón, lejos de ser un rival del hombre, aparece como su mejor valedor en la difícil tarea de ser humano. No es el terrible juez que impone su dominio amenazando la libertad que nos ha dado o alentando al fanatismo, sino el Dios Amor que irrumpe en la historia humana bajo la apariencia de un niño que nace pobre entre los pobres y que, más tarde, presentará su oferta del Reino desde una cruz en la que muere perdonando. A esta proposición de Dios el hombre debe responderle libremente, respondiendo al Amor con amor y teniendo en cuenta que el proyecto de Dios cumple todas las espectativas del hombre, sacia sus anhelos más profundos y lo configuran como verdadero ser humano. No es de extrañar pues que, si observamos con detenimiento la vida de los grandes santos, nos demos cuenta de que son unas personas en las que su humanidad ha alcanzado un desarrollo poco corriente.(La Apuesta por Dios).
In corde Iesu.
El cristianismo, a diferencia de otras confesiones, no es una religión que sólo trasmite verdades, ante todo es una experiencia vivida en la historia de la manifestación de Dios "Haec revelationis oeconomia fit gestis verbisque intrinsece inter se connexis". Dios se revela en la Historia (como se aprecia en el A.T.; Éxodo, alianza,formación del reino, destierro, restauración, pormesa de un Mesías...) y dicha revelación alcanza su plenitud en Jesús. Con Él Dios entra definitivamente en la historia del hombre,convirtiéndola en una historia de salvación.
Esta historia tiene un contexto específico, unas coordenadas concretas, unos seres humanos como tú y como yo que se encontraron con Jesús y que nos trasmiten su honesto testimonio.: Jesús es el Cristo, el Mesías.
Jesús de Nazaret al mismo tiempo revela y oculta a Dios, el Misterio con mayúsculas se hace carne y habita entre nosotros, en definitiva, Dios sale al encuentro del ser humano en su historia concreta manifestando su amor hasta la muerte en la cruz.
Este Dios crucificado que revela su omnipotencia en la misericordia y el perdón, lejos de ser un rival del hombre, aparece como su mejor valedor en la difícil tarea de ser humano. No es el terrible juez que impone su dominio amenazando la libertad que nos ha dado o alentando al fanatismo, sino el Dios Amor que irrumpe en la historia humana bajo la apariencia de un niño que nace pobre entre los pobres y que, más tarde, presentará su oferta del Reino desde una cruz en la que muere perdonando. A esta proposición de Dios el hombre debe responderle libremente, respondiendo al Amor con amor y teniendo en cuenta que el proyecto de Dios cumple todas las espectativas del hombre, sacia sus anhelos más profundos y lo configuran como verdadero ser humano. No es de extrañar pues que, si observamos con detenimiento la vida de los grandes santos, nos demos cuenta de que son unas personas en las que su humanidad ha alcanzado un desarrollo poco corriente.(La Apuesta por Dios).
In corde Iesu.
Has hecho muy bien con compartir esta maravillosa reflexión.
ResponderEliminarNos hace mucho bien.
Debemos apostar por Él. No hay algo mayor. En Él se encuentra la felicidad del hombre, el Amor.
Muchas gracias y un abrazo
Querido Gatete, no voy a entrar en el fondo de la cuestión, pero le felicito por su estupenda exposición, latinajo incluido, jeje. Un cordial saludo a todos los que se dejan caer por el blog.
ResponderEliminarNo puedo aportar mucho, Andy. Intenté estudiar el Catecismo, con poca constancia, así que no sé nada de Teología, ni de la Fundamental ni de la Accesoria. Pero me gusta mucho la idea de que lo que cuentan los Evangelios realmente le ocurrió a gente tan real como nosotros, en una tarde tan real como la de hoy; yo intento leer el Evangelio con ese realismo, metiéndome entre el público.
ResponderEliminarAunque no podamos aportar grandes cosas creo que es útil que hagas resúmenes de tus clases como éste, a nivel accesible para gente que no sabemos mucho (al menos, ese es mi csao).
Gran post, me quedo con esta reflexión "respondiendo al Amor con amor"
ResponderEliminarQuerida Capuchino gracias por apreciar esta humilde reflexión,coincido contigo, Dios es nuestra felicidad y la mayor apuesta del hombre.
ResponderEliminarPAINted bird,como siempre me alegran sus comentarios y, aunque no comparta usted el fondo conmigo, me alegra ver que al menos aprecia estas reflexiones, que bien sé que le hacen pensar como usted a mi.
Querido Fernando, tus aportaciones siempre son muy bienvenidas! No es necesario saber Teología para captar el mensaje de Dios e interiorizarlo porque ,en realidad, la clave está justo en esto que comentas, vivir el Evangelio con ese realismo,ser uno más del público que se deja interpelar por Jesús.
Tomo nota, y intentaré ir poniendo alguna que otra reflexión de este tipo si os interesa, de forma humilde y sencilla porque yo no soy nadie, ¡tan sólo un sencillo estudiante!
Carlos, muchas gracias por pasarte. Te has quedado con algo muy grande; Como dice San Juan "Dios es Amor"