"Mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora" (Sal 129).
martes, 28 de febrero de 2012
No tenían sitio
Lucas 2, 6-7
6 Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento,
7 y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó
en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada.
Increibles los detalles, sobre todo los señores que están metidos dentro, bebiendo tan tranquilos. Esos señores somos nosotros, que pasamos de Jesús y de los demás, lo importante es nuetra partidita de mus y nuestro vermú.
Estimado anónimo, muchas gracias por su comentario.
Usted lo define perfectamente, es un cuento que no existe realmente. Este tema ya se ha tratado muchas veces en foros, le transcribo una respuesta ya dada, ampliada en ciertos detalles por mí :
Lo que cuentas es de "La historia de Satmi", pues no se llama "historia de Mahitusket". Sobre la traducción de "Mahitusket" como "llena de gracia" solamente aparece en un libro más que dudoso: "Jesús 3.000 años antes de Cristo. Un faraón llamado Jesús" (editado en España por Plaza y Janés, 1987), de Llogari Pujol Boix, un ateo ex-seminarista que carece de la menor autoridad en medios egiptólogos y, según me comentan desde medios académicos, esa historia es, simplemente, inventada, puro folletín a lo "El código Da Vinci". Eso no es historia, es amarillismo.
Después de Pujol Boix, eso de la "Mahitusket" lo copió un tal Antonio de las Heras en una "Biografía prohibida de Jesús", uno de esos best seller que se venden en puestos de baratillo y se caracterizan por su rigor académico.
Mahitusket (que significa "Muy Amada por Tot" y no "llena de gracia" como quiere hacer ver su inventor, pues el término "gracia" como tal no se conoce en el antiguo Egipto, lo más parecido sería el término "khetepu", que no aparece en el relato original ni por asomo .Por cierto, Tot era el dios de la sabiduría con cabeza de Ibis) fue la esposa de Setna Khaemwese, hijo de Ramsés II. Ambos aparecen en un cuento llamado Sa-Osiris.
Mahitusket tuvo dos hijas, pero no conseguía tener un varón. Un día Setna llevó a su esposa al templo de Osiris para que durmiera allí y el dios la bendijera. Allí una voz le habló diciéndole lo que debía hacer para concebir un varón. La mujer lo hizo, tuvo relaciones sexuales con Setna y ya se quedó por fin embarazada. Cuando estaba dormido Setna un dios le volvió a hablar para que supiera que debía llamar a su hijo Sa-Osiris,cosa que hizo cuando nació.
Ese es el relato original. Me temo que el que usted conoce, "casualmente" un calco del nacimiento de Jesús, no es más que una tergivesación interesada de un relato preexistente que poco tiene que ver.
Esto lo puede comprobar usted mismo. Trate de buscar el presunto cuento de Mahitusket tal cual usted lo conoce en medios académinos y egiptólogos. Le aseguro que no lo encontrará más que en google, mil veces repetido por páginas ateas y de new age, pero no encontrará ni un sólo resultado académino, ni la fuente de dónde procede porque, sencillamente, es una creación moderna que sólo tiene por fin atacar al cristianismo.
Si tiene usted interes de examinar estos temas con rigor, esto es, con fuentes y métodos científicos, le recomiendo la siguiente bibliografía:
De Waal, A. Introducciónn a la antropología religiosa. Verbo Divino. Estella. 1975. * Eliade, M. Historia de las creencias y de las ideas religiosas. 4 vols. Cristiandad. Madrid. 1978. * Eliade, M. Tratado de historia de las religiones. Cristiandad, Madrid, 1981. * Gómez Caffarena, J. - Martín Velasco, J. Filosofía de la religión. Revista de Occidente. Madrid. 1973. * Martín Velasco, J. Introducciónn a la fenomenología de la religión. Cristiandad, Madrid, 1984. * Meslin, A. Aproximación a una ciencia de las religiones. Cristiandad, Madrid, 1978. * Van der Leeuw, G. Fenomenología de la religión. FCE. México, 1964. * Wach, J. El estudio comparado de las religiones. Paidós, Buenos Aires, 1967. * Widengren, G. Fenomenología de la religión. Cristiandad, Madrid, 1976.
¡Por cierto! Quizás le interese este enlace de mi blog:
Perdona por el anonimato pero como no soy asidua simplemente pensé que no sería necesario. Ah, y por favor tutéame que creo que somos casi de la misma edad! ;)
Tienes razón el cuento se llama "de Satmi" pero, a pesar de mi fallo, veo que me has entendido. Opino como tú, me parece un cuento toda la supuesta investigación de Pujol y las supuestas similutes entre Cristo y las divinidades egipcicias sin ningún tipo de apoyo académico.
He visto la curiosa entrada sobre Napoleón, los razonamientos me parecen un poquito forzados pero igualmente es divertido. Respecto a Jesús soy más de la opinión generalizada del profesor Antonio Piñero. Con toda certeza se puede decir que Jesús existió, pero que fue un judío de la época, patriota y revolucionario y que, como cualquier Judío ¡jamás se le pasaría por la cabeza la blasfemia de decir que era el mismísimo Dios! Supongo que no me negarás el respaldo académico y la autoridad que es el profesor Piñero en cuestiones bíblicas en la comunidad académica hispanohablante.
Estimada Silvia, muchas gracias por tu amabilidad.
Con respecto a los argumentos forzados en el caso de Napoleón, tengo que decirte que no distan mucho de argumentos utilizados sobre Jesucristo como, por ejemplo, el que tratábamos en el comentario anterior.
Con respecto al profesor Piñero, evidentemente es un erudito pero eso no quiere decir que todas sus afirmaciones u opiniones deban ser asumidas. Hay que tener en cuenta que el Jesús histórico no es el Jesús real, es decir, la persona que realmente vivió en una coordenada espacio-temporal concreta, sino la reconstrucción histórica que podemos realizar en virtud de los métodos de los que disponemos. Esta reconstrucción es necesariamente limitada y cambiante, sujeta a las distintas ideologías. Prueba de ello son las diversas "vidas de Jesús" que no son otra cosa sino el propio reflejo del pensador de turno.
La persona real, por tanto, se nos escapa por los solos medios histórico-críticos. Sus motivaciones, su personalidad, su pensamiento, su religiosidad... Todo ello queda en suspenso en último término con la sola historiografía. También hay que decir, para ser honesto, que para acercarnos a la figura de Jesús no podemos prescindir de las únicas fuentes que son lo suficientemente extensas como para hacernos una idea de quién fue, los evangelios.
No es lícito, por tanto, estudiar al personaje histórico dejando de lado o invalidando la principal fuente de datos de las que disponemos. En ellas, por ejemplo, se deja muy claro que Jesús no era un revolucionario :"Jesús rechaza todas estas expectativas mesiánicas como lo que realmente son: tentaciones satánicas. El evangelio de Juan, precisamente después de la alimentación de las multitudes, nos presenta a Jesús evitando a los que querían hacerle rey (Jn 6:15). Y, sin embargo, Jesús no rechaza todos los signos mesiánicos. Los cuatro evangelios coinciden por ejemplo en presentarnos a Jesús entrando en Jerusalén sobre un asno, lo cual obviamente alude a un pasaje de Zacarías. No deja de ser interesante considerar este pasaje. Allí el rey entra en su ciudad, no como un caudillo militar, montado sobre un caballo, sino humildemente, sobre un asno. Y el texto añade a continuación que Dios destruirá los caballos, los carros de guerra y los arcos que hay en su pueblo, iniciándose así un reinado universal de paz, no como resultado de una victoria militar, sino precisamente por la ausencia de instrumentos de guerra por parte del rey humilde y victorioso (Zac 9:9-10). Esto nos mostraría que Jesús no rechazó en modo alguno todos los signos mesiánicos, sino que hizo una selección de ellos."
"Jesús parece rechazar aquellos signos que implican una imposición del Mesías a partir de una posición de poder y prestigio. Claramente se rechaza la imagen del Mesías como un rey guerrero, y se opta por la imagen de un Mesías humilde, que no monta en caballo, sino en un asno. Frente a las imágenes violentas del Mesías, se aceptan aquellas profecías que hablan de un Mesías pacífico."
"Jesús, el Mesías davídico, rechazó la forma estatal del mesiazgo, y evitó ser proclamado rey (Jn 6:15). Jesús lo deja muy claro a sus discípulos: el estado es la forma de gobierno propia de las naciones paganas; el pueblo de Dios se ha de organizar sin estado: «los que son tenidos por gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y sus grandes ejercen sobre ellas potestad; pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos, porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y dar su vida en rescate por muchos» (Mc 10:42-45 par.)(21)."
Respecto a lo que dices de que "jamás se le pasaría por la cabeza la blasfemia de decir que era el mismo Dios" eso, debes aceptar, es una opinión subjetiva sin base ni histórica ni documental. Tu puedes creer o no en la divinidad de Jesús pero si eres honesta y vas a las fuentes no podrás negar que su pretensión era la de igualarse a Dios. No en vano fue condenado a muerte por blasfemo. Todo lo demás, el componente social, fue un añadido al núcleo de lo que realmente le llevo a la muerte; la blasfemia. Como digo, tú podrás creer que era Dios o no, pero no puedes dudar con las fuentes en la mano que él sí lo creyó. Te adjunto aquí un enlace en el que se habla de la pretensión de Jesús, la "cristología implícita", es decir, todos aquellos elementos, dichos y actos de Jesús en los que Él mismo se puso a la altura de Dios, de la Ley. Reclamando mayor autoridad para sí que para ningún otro de los profetas, incluso Moisés:
Eso en cuanto a lo implícito. En cuanto a las declaraciones explícitas de la divinidad de Jesús hay muchos textos, pero quizás los más llamativos son los que salen de su propia boca, poniendose a la misma altura que el Padre:
-Comunión total Jn10,30; 17,10 -Comunión de gloria Jn 17,5 y 24 -Comunión en el conocer Jn10,15; Mt 11; Lc10 -Comunión en el amor: Jn10,17; Jn14,31, Jn17, 23-24 -Comunión en la actividad: Jn 10,37, Jn5,17 -Comunión de vida: Jn 6,57
Y otros muchos textos que por tiempo y paciencia no traigo, jeje.
Como verás, uno no puede mutilar la información que tenemos de un personaje según convenga a su ideología o a sus postulados a priori. La verdad es que estas son las fuentes que tenemos de Jesús. Puedes creerlo o no, pero evidentemente sus pretensiones no eran las de un judío revolucionario, iba mucho más allá.
Al fin de todo, tenemos dos opciones: O tomamos toda la información que diponemos de Jesús sin mutilaciones, esto es, los evangelios, la Tradición y las fuentes no cristianas y trabajamos sobre ellas con seriedad, con los métodos histórico-críticos y exegéticos y, también con fe pues no olvidemos que es una fuente de conocimiento indispensable para un ser humano (http://www.ele.uva.es/~pedro/varios/Carreira.htm); o bien, dejamos de lado todo eso y nos basamos en lo que un historiador de turno diga, según le convenga, en base a propio criterio.
Te dejo algunos enlaces interesantes y algo de bibliografía sobre este tema de doctores que tienen todo el prestigio y respaldo en el mundo académico:
Y esta página: http://www.jesus.teologia.upsa.es/secciones.asp?codseccion=1
Bibliografía
A. Schweitzer, Investigación sobre la vida de Jesús (Valencia: Edicep 1990; original 1906). Es la mejor síntesis de la primera búsqueda, desde Reimarus hasta Wrede.
E. Käsemann, “El problema del Jesús histórico”, en: E. Käsemann (ed.), Ensayos exegéticos (Salamanca: Sígueme 1977)159-189. Este artículo señala el comienzo de la nueva búsqueda del Jesús histórico.
R. Aguirre Monasterio, “Estado actual de los estudios sobre el Jesús histórico después de Bultmann” Estudios Bíblicos 54 (1996) 433-463. Estudia, sobre todo los resultados de la tercera búsqueda.
G. Theissen – A. Merz, El Jesús histórico (Salamanca: Sígueme 1999; original alemán 1996). El primer capítulo es un magnífico resumen de las diversas fases de la investigación.
B. Witherington III, The Jesus Quest. The Third Search for the Jew of Nazareth (Downers Grove, Ill.: Inter Varsity 1995). Aunque desde el año de su publicación han aparecido bastantes estudios, esta obra sigue siendo una excelente presentación de las diversas visiones de Jesús surgidas con motivo de la tercera búsqueda.
Enlaces
En la red existe bastante información acerca de la investigación actual sobre el Jesús histórico. He aquí algunos que pueden ser de interés:
Rafael Aguirre, El Jesús histórico a la luz de la exégesis reciente:
Es un magnífico artículo de síntesis que puede servir como introducción a todo este tema.
J. P. Meier, The Present State of the ‘Third Quest’ for the Historical Jesus: Loss and Gain Biblica 80 (1999) 459-487: http://www.bsw.org/?l=71801&a=Comm11.htm (Este sólo si usted sabe inglés)
Puedes consultar también online el libro de Schweizer: (Inglés) A. Schweitzer, The Quest of the Historical Jesus:http://www.earlychristianwritings.com/schweitzer/index.html
Sin más, no tengo mucho tiempo para seguir con el debate.
Me parece demasiado "minimalista" reducir todo el estudio histórico a dos opciones: o aceptamos todo a pies juntillas, o nos basamos en opiniones subjetivas de historiadores de turno, me parece la falacia de la falsa dicotomía. Se puede conjeturar y las conjeturas tienen mayor o menor grado de probabilidad.
Por ejemplo, disponemos de un montón de documentación sobre los procesos jurídicos y el derecho en los tiempos del Imperio de Roma y sabemos que la crucifixión era un método de ajusticiamiento única y exclusivamente dirigido a sediciosos y no a blasfemos (por supuesto tampoco a ladrones). Así podemos concluir que Roma tenía sospechas fundadas de pretensiones revolucionarias y violentas de Jesús, tanto como para crucificarle. Tampoco parece nada plausible que el representante de la autoridad romana en Judea, Poncio Pilato, que por cierto dejó escritas sus quejas por ser destinado a gobernar unas provincias que él consideraba de segunda categoría, se dejara "mangonear" por la autoridad judía. Es inaceptable afirmar que los sacerdotes le dijeran al gobierno romano a quién, cómo y por qué tenian que condenar a muerte.
Se puede llegar a la conclusión de que Jesús fue un militante de un movimiento patriota que luchaba contra la invasión romana con pretensiones de instaurar el reino de Dios y por todo ello fue condendo a morir en la cruz. Esto es algo que no sale de las fuentes del Nuevo Testamento pero es que afirmar lo contrario se da de bruces con lo que sabemos a ciencia cierta de la vida y la política en la Antigua Roma y por tanto, es algo más que una simple opinión de un historiador de turno.
"Me parece demasiado "minimalista" reducir todo el estudio histórico a dos opciones: o aceptamos todo a pies juntillas, o nos basamos en opiniones subjetivas de historiadores de turno, me parece la falacia de la falsa dicotomía. Se puede conjeturar y las conjeturas tienen mayor o menor grado de probabilidad."
No me has entendido en absoluto.
"Es inaceptable afirmar que los sacerdotes le dijeran al gobierno romano a quién, cómo y por qué tenian que condenar a muerte."
Te recuerdo que ya habían estallado varias revueltas populares de corte patriótica, zelotas, con tra el poder romano. Desde Roma ya habían advertido a Poncio que no tolerarían más desmanes, de ahí que, viendo Pilato que la cosa iba de mal en peor, y que el pueblo amenazaba con acusarlo de complicidad con el supuesto revolucionarlo, al no condenarlo por querer usurpar el lugar que corresponde solo al César, y viendo peligrar su puesto (Jn 19,12), decide entregarlo para ser crucificado (Jn 19,16).
En el proceso seguido ante la autoridad religiosa judía, Jesús fue condenado como autor de un delito de blasfemia. Sin embargo, el Galileo, afirmando ser el Mesías, no había en modo alguno blasfemado, porque en su afirmación no empleó el nombre de Dios, sino que había sustituido prudentemente el nombre personal o genérico de Dios (Yahveh o Élohim), y porque atribuirse a sí mismo o a otros únicamente la calidad de Mesías de Israel tampoco podía considerarse blasfemia.
De esta forma, el proceso terminaba, dictándose sentencia en la que se le condenaba a pena de muerte y se ponía a disposición del prefecto de Roma. No obstante, aquélla no podía ejecutarse sin la explícita aprobación y ratificación de la autoridad romana. Cuando Jesús comparece ante Pilatos enseguida comprende éste que se hallaba ante una de tantas cuestiones conexas con ideas religiosas y en la que no quería intervenir, por lo que les contestó “tomadle vosotros y juzgarlo”, a lo que los acusadores le respondieron que “no les era lícito matar”, entendiendo de esta forma que el inculpado era un hombre destinado a la muerte y por lo que a él le afectaba la aplicación de pleno del ius gladii. De esta manera, comprobando la autoridad judía que el prefecto no era sensible a sus acusaciones, fueron cambiadas por otras de naturaleza política, tales como ser incitador a la rebelión, no pagar tributos a César y proclamarse Mesías Rey, para de esta forma asegurarse no sólo su procesamiento sino además la imputación por unos delitos que llevaran la condena de pena de muerte.
Así, mientras que el tribunal hebraico le acusó de ser Hijo de Dios, ahora ante Pilatos se le imputaba levantar sediciosamente al pueblo contra la metrópoli e incitar a la desobediencia legal prohibiendo el pago de tributos al César. En definitiva, la acusación era estrictamente política y sustituía a la religiosa, siendo presentado como un “revolucionario político”, un cabecilla nacionalista, un individuo peligroso para el Estado de Roma.
Finalmente, en el proceso romano se le condenó a la pena de muerte por crucifixión, sobre la más que absoluta incompetencia en el ejercicio del poder judicial en manos del procurador romano, incapaz de dictar una sentencia conforme a Derecho ante la carencia de fundamentación jurídica y la mediatización del poder político y religioso del Sanedrín conculcando la legalidad. Jesús fue condenado como autor criminalmente responsable de un delito de lesa majestad, como delito público de atentar contra la autoridad, la soberanía y el pueblo de Roma o contra la seguridad del Estado, sus órganos y el propio emperador, lo cual no impide pensar que también pudiera habérsele imputado el crimen receptatorum, delito público de encubrimiento y complicidad; el crimen soladiciorum, delito público consistente en la organización de asociaciones para fines ilícitos, o la seditito, delito público de tumultos.
No obstante el interrogatorio al que fue sometido, la sentencia dictada, el propio titulus redactado y la ejecución de la sentencia, no es aventurado pensar que Jesús fue sentenciado a la pena de muerte fundamental y principalmente como autor del delito de lesa majestad. En esta misma línea se expresan otros autores, al afirmar que el Sanedrín no podía condenar a muerte al Galilelo, ya que sólo podía hacerlo el procurador, sobre todo cuando se le acusó de pretender ser rey y de intentar el derrocamiento del Estado, puesto que semejante pretensión suponía un atentado directo contra el Imperio y contra su soberano, lo que hace que quedase tipificado como un crimen laesae maiestatis y al que le correspondía la pena capital.
Con la Ley Julia de Lesa Majestad, en vigor en tiempo de Jesús, este crimen se acercaba al sacrilegio y se consideraba autor al que atentaba contra el pueblo romano y era sancionado con la pena de muerte, para lo cual los jueces debían ocuparse de su investigación, teniendo en cuenta la personalidad del reo, su capacidad para realizar el hecho delictivo o si pensaba hacerlo o lo había intentado anteriormente, y a este respecto resulta del todo curioso como la profesión de la fe cristiana fue considerada como crimen maiestatis, según recogería después el Digesto.
A pesar de ello no quedó en modo alguno demostrada la comisión del delito ni la fundamentación jurídica de la sentencia –requisitos para legitimar la imputabilidad del delito y la imposición de la pena de muerte–, pues todo lo que siguió a raíz de aquella decisión del procurador romano fue debido a la innoble invasión de la conveniencia política en la recta administración de la Justicia por parte de la autoridad romana. El proceso a Cristo fue, en suma, la victoria de la violencia sobre la ley y de la injusticia sobre el Derecho.
Te dejo dos enlaces: http://www.mercaba.org/FICHAS/cmfapostolado/Cristologia/09TEMA9.htm
"Se puede llegar a la conclusión de que Jesús fue un militante de un movimiento patriota que luchaba contra la invasión romana con pretensiones de instaurar el reino de Dios y por todo ello fue condendo a morir en la cruz. Esto es algo que no sale de las fuentes del Nuevo Testamento (...)"
una interpretación nacionalista de lo realizado por Jesús se opone globalmente al material evangélico, todo él de acuerdo en presentar a un hombre cuya causa es de naturaleza profético-religiosa.
Entre Jesús y los movimientos de resistencia de su tiempo existe una distancia enorme. Su predicación del Reino es de una naturaleza totalmente distinta. Exige una moral de amor fraterno que rechaza la violencia y llega a un perdón sin límites.
En los evangelios se encuentra diseminada por todas partes la contraprueba de la no politicidad de la acción de Jesús: rechazó desde el inicio el camino del ejercicio del poder político (tentaciones) -pedido por las masas y por los discípulos-, considerándolo contrario al querer de Dios en lo referente a su misión.
Este fue el drama de su vida. Drama que tuvo que vivir en soledad, sosteniendo trabajosamente su extraño modelo de mesianidad, un modelo que no correspondía a ninguna expectativa: Jesús no fue el mesías de ningún partido ni de ninguna corriente.
Ahora mismo no estoy segura de estar deacuerdo o no contigo, lo que sí que sé es que no estoy para nada deacuerdo con José Raúl Calderón. Me parece un intento burdo de mago barato de trasladar mágicamente la culpa de la justicia Romana en la muerte de Jesús a los judíos para que en el Imperio resultara más fácil la conversión al cristianismo y hubiese una justificación de la persecución a los judíos.
¿Los sacerdotes judíos no tenía capacidad de juzgar y llevar a cabo las penas que imponían, incluso las de muerte? En el Nuevo Testamento hay testimonios de prácticas de lapidaciones por delitos religiosos. ¿Por qué Jesús no murió lapidado? Porque no cometió delito religioso alguno. ¿Por qué murió crucificado? Porque atentó contra el orden establecido.
"¿Por qué Jesús no murió lapidado? Porque no cometió delito religioso alguno."
Decir esto es cargarte los 4 evangelios en los cuales, como ya queda dicho, toda la actividad de Jesús es de corte profético-religiosa, en la que habla del Reino de Dios y lo identifica con su propia persona. Si prescindes de los evangelios, que son la principal (prácticamente única) fuente documental de información sobre la vida y actividad de Jesús... ¿en qué fuentes documentales te basas? ¿en conjeturas sobre los grupos sociales de su tiempo y la extrapolación de las mismas a Jesús? Eso es construir castillos en el aire y pasarse por el arco del triunfo la única información que tenemos sobre el ministerio de Jesús.
Si no nos basamos en las fuentes documentales sobre la actividad de Jesús, que gusten o no son los evangelios, estaremos hablando gratuitamente (y con esto no quiero dedcir aceptarlo todo a pie juntillas, que antes me has malinterpretado). No se puede construir una imagen de Jesús al margen de la información que tenemos sobre él, y mucho menos usando como subterfugios "grupos de la época". Como se dice en la Escolástica "lo que se afirma sin pruebas, se puede negar sin pruebas" (gratis asseritur, gratis negatur).
"¿Por qué murió crucificado? Porque atentó contra el orden establecido."
Pues claro que atentó contra el orden establecido, pero no como tú quieres que sea, es decir, como un revolucionario violento, sino porque su predicación y sus obras eran todo un desafío para el poder de las autoridades religiosas judías. No hace falta traer todos los fragmentos evangélicos en los que aparecen estas confrontaciones entre Jesús, los fariseos, los escribas y los sacerdotes.
Evidentemente a sus enemigos les interesaba tergiversar el mensaje de Jesús, y hacer creer que era un agitador político, un mesías del tipo que se esperaba en su época. Pero él mismo evita ser identificado con este pensamiento. Ya te he traído varios fragmentos evangélicos que así lo atestiguan (como cuando huyó de la muchedumbre cuando quisieron proclamarlo rey tras la multiplicación de los panes y peces, o su reticencia a que fueran diciendo que él era el mesías, secreto mesiánico, para no ser identificado con el mesianismo de corte político que imperaba en su época).
Por esta razón las autoridades judías quisieron despojarlo hasta del sentido de su muerte. La lapidación podría dar a Jesús y su movimiento una posteridad después de él, podía incluso legitimarlo, pues esta era la muerte de muchos profetas. Por ejemplo, el profeta Jeremías fue reconocido como tal tras su muerte por lapidación.
En este sentido, lo que se temía era que el movimiento de Jesús, que estaba en pleno apogeo, se consolidará tras su muerte. Por eso convenía que fuera ejecutado como un mero criminal político que atentaba contra la estabilidad del Imperio (en los evangelios se puede ver reiteradamente como Jesús no desafía al Imperio, antes bien pide la sana sumisión a los poderes de este mundo, "dando a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César").
De este modo se le garantizaba la muerte degradante de un vulgar ladrón y, no sólo eso, sino que teológicamente suponía el total descrédito del mensaje de Jesús y sus pretensiones. Con la lapidación podría haber quedado encumbrado como profeta (como ha ocurrido en todo el AT), pero con la muerte en cruz era considerado como un maldito por Dios y por la Ley de Moisés (Deuteronomio 21,23)
¿Cómo entonces podría ser el Mesías, el Hijo de Dios vivo, el que muere maldito por Dios colgado de un madero (Dt 21,23)? ¿Cómo podía ser él mayor que Moisés si muere condenado como un ladrón? ¿Cómo mayor que los profetas si no muere como ellos sino como un bandido cualquiera?
Finalmente, debemos recordar que NO hay acceso histórico ni teológico completos a Jesús sin pasar primero por el testimonio de los apóstoles, luego de la comunidad creyente y finalmente de sus testigos vivos hoy.
La verdad de Cristo y del cristianismo histórico son diferenciables pero no son disociables. No hay acceso inmediato a sus palabras, milagros, muerte y persona sin pasar por las mediaciones de sus seguidores. Ellas son sus credenciales transmisivas, interpretativas y verificadoras. Son palabras de Olegario González de Carnedal, reconocido como uno de los mejores biblístas y especialistas en cristología del panorama internacional.
Volvemos a lo mismo Silvia, si prefieres eliminar toda la información que de Jesús te dan los evangelios, ¿qué te queda?
Está claro que prefieres las conclusiones de Piñero antes que contar con el dato evangélico, porque si algo es constante en los 4 evangelios es el dato de que Jesús no era un revolucionario político, sino alguien que tenía las pretensiones de ser el Mesías, Hijo de Dios.
Yo, sinceramente, no creo que nos vayamos a poner de acuerdo. Este debate ha sido sumamente provechoso y muy enriquecedor, pero no está en mí alargarlo ad infinitum.
Permitidme que entre brevemente en esta discusión.
Concretamente hacéis referencia al ius gladii o potestad para imponer penas de muerte por parte del tribunal judío. Creo que hay que aclarar unos términos.
En primer lugar Silvia, hay que dejar claro que el hecho de que aparezca lapidaciones en el NT (el intento a la muejr adúltera y la de San Esteban) no quiere decir que fueran órdenes judiciales, sino linchamientos.
La pregunta es, ¿estaban en vigor los procedimientos de Derecho procesal judíos que aparecen en el tratado Sanedrín de la Mishna ya en tiempos del proceso de Jesús ante el Sanedrín? Textos hay para negar esta vigencia hacia el 30-33 d.C. ¿Tenía el tribunal del Sanedrín en tiempos de Jesús el ius gladii, esto es, el derecho de ejecutar sentencias de muerte? Miren lo que dice un pasaje del tratado Sanhedrin, ahora del Talmud de Jerusalén: «Cuarenta años antes de la destrucción del templo fueron quitados (a los judíos) los juicios de pena capital». La expresión cuarenta años antes de la destrucción del templo es común en la literatura judía para fechar los acontecimientos que presagiaron su ruina. Podemos, pues, pensar muy bien que el texto se refiere al año 6 d.C., en que Arquelao, hijo de Herodes el Grande, es depuesto, y el gobierno de Judea es encomendado a un procurador, dependiente del legado de Siria. Indudablemente, los romanos no dejan en manos judías el llamado ius gladii. De ahí que, en el transcurso de esa guerra judía contra Roma, expulsados los romanos de Jerusalén por un período de tiempo, otro texto judío diga: «El 17 de Elul, los romanos fueron expulsados de Jerusalén. El 22 de este mes volvimos a matar malhechores (Megzllat Taanit)».
El propio blog de Antonio Piñero recoge esto: "En primer lugar, con el Evangelio de Juan, el cual recoge dos intentos judíos fallidos de lapidar a Jesús (Jn. 8, 53-58 y Jn 10, 22-32), y otro de lapidar a una adúltera a la que el propio Jesús salva in extremis (Jn 8,3-11). Los Hechos de los Apóstoles refieren la lapidación de Esteban tras lo que parece ser un conato de juicio ante el sanedrín de Jerrusalén (Hch 6,8-7).
Pero no se ha de perder de vista que en cualquiera de los tres casos que cita el Evangelio de Juan los judíos actúan como impulsados por la "ley de Lynch" (linchamiento), sin que haya precedido la actuación de juez o tribunal alguno, y menos aún, la del Sanedrín. Y en el que cita Lucas en los Hechos, aunque efectivamente Esteban aparece compareciendo ante el Sanedrín, éste no llega a emitir sentencia, y la ejecución se presenta, una vez más, como un real y verdadero linchamiento ajeno a todo ordenamiento jurídico."
"Otro caso a considerar es relatado también por Flavio Josefo, en el citado libro de las Antigüedades: la ejecución de un significado seguidor del Nazareno, Santiago, el llamado “hermano del Señor”, líder de la comunidad cristiana de Jerusalén a la muerte de aquél. Este episodio ocurre en Jerusalén durante el año 62. Las circunstancias políticas, aunque hayan transcurrido hasta tres décadas completas, son prácticamente idénticas a las que regían en la misma provincia cuando Jesús es crucificado:
Pues bien, Anán [el sumo sacerdote], dado su carácter, como creyó disponer de una ocasión pintiparada por haber muerto Festo [el procurador romano] y encontrarse Albino [el nuevo procurador] todavía en camino, instituyó un consejo de jueces [el sanedrín] y tras presentar ante él al hermano del llamado Jesucristo, de nombre Santiago, y a algunos otros, presentó contra ellos la falsa acusación de que habían transgredido la ley y así, los entregó a la plebe para que fueran lapidados. Pero los que parecían ser los más moderados de los habitantes de la ciudad y los más escrupulosos cumplidores de las normas legales apenas soportaron esta acción. Por lo que enviaron recado secretamente ante el rey para exhortarlo a que ordenara a Anán que no continuara con tales acciones, puesto que tampoco la primera que había realizado en esa línea de comportamiento había sido correcta. Y algunos de ellos fueron incluso al encuentro de Albino, quien hacía el viaje por tierra desde Alejandría, y al verlo, le informaron que Anán no estaba autorizado a instituir un consejo de jueces sin el visto bueno del propio Albino” (Ant. XX 9,1)."
Y concluye:
"Teniendo en cuenta los testimonios que hemos ido desgranando, unos que son simplemente linchamientos; otros, actos que no cumplían con las normas, nuestra conclusión no puede ser otra que la de que, efectivamente, el ius gladii en los tiempos en los que Jesús fue condenado a morir en la cruz, y cómo bien se extrae del relato de la pasión de los cuatro evangelistas, no estaba entre las potestades del órgano judío que según ellos mismos indican, le juzgó, a saber, el sanedrín judío."
Si queréis ver el texto completo id al blog de Antonio Piñero:
Estimado anónimo, le digo lo mismo que a Silvia le dije. Hubiera preferido un nombre al que poder referirme.
Le agradezco mucho su aportación a la discusión, creo que es lo suficientemente esclarecedora y está sólidamente asentada. Viene a confirmar lo que yo tenía entendido pero no sabía con seguridad.
Es una buena respuesta a lo que veníamos tratando en estas últimas intervenciones.
Muchas gracias, ha sido verdadermanete enriquecedor para mí todo este debate.
Me encantan estos dibujos!!
ResponderEliminarGracias.
DTB!!
¡Gracias! Me alegro que te guste.
EliminarQue entrañable,enhorabuena.
ResponderEliminarUn cariñoso saludo y mi humilde oración.
Belen, muchísimas gracias por tu oración constante.
EliminarIncreibles los detalles, sobre todo los señores que están metidos dentro, bebiendo tan tranquilos. Esos señores somos nosotros, que pasamos de Jesús y de los demás, lo importante es nuetra partidita de mus y nuestro vermú.
ResponderEliminar¿Verdad? A mí también me encantan.
EliminarEfectivamente, esos somos nosotros, con nuestra comodidad, nuestras rutinas, nuestras seguridades...
¡Qué genial!
ResponderEliminarTiene mucho mérito conseguir estas escenas.
Os felicito.
¡Gracias! Es cierto que cuestan un poco de trabajo... ¡pero bueno! LAs deficiencias técnicas se suplen con cariño, jeje.
EliminarDigo como Fernándo, me maravillan los detalles. Un abrazo.
ResponderEliminarVoy guardando las fotos.
¡Gracias! Me alegro que las guardes.
EliminarUn abrazo.
Jajaja es muy bueno ;)
ResponderEliminarpor cierto, ¿conoces el cuento de Mahitusket?
Saludos!
Estimado anónimo, muchas gracias por su comentario.
EliminarUsted lo define perfectamente, es un cuento que no existe realmente. Este tema ya se ha tratado muchas veces en foros, le transcribo una respuesta ya dada, ampliada en ciertos detalles por mí :
Lo que cuentas es de "La historia de Satmi", pues no se llama "historia de Mahitusket". Sobre la traducción de "Mahitusket" como "llena de gracia" solamente aparece en un libro más que dudoso: "Jesús 3.000 años antes de Cristo. Un faraón llamado Jesús" (editado en España por Plaza y Janés, 1987), de Llogari Pujol Boix, un ateo ex-seminarista que carece de la menor autoridad en medios egiptólogos y, según me comentan desde medios académicos, esa historia es, simplemente, inventada, puro folletín a lo "El código Da Vinci".
Eso no es historia, es amarillismo.
Después de Pujol Boix, eso de la "Mahitusket" lo copió un tal Antonio de las Heras en una "Biografía prohibida de Jesús", uno de esos best seller que se venden en puestos de baratillo y se caracterizan por su rigor académico.
Mahitusket (que significa "Muy Amada por Tot" y no "llena de gracia" como quiere hacer ver su inventor, pues el término "gracia" como tal no se conoce en el antiguo Egipto, lo más parecido sería el término "khetepu", que no aparece en el relato original ni por asomo .Por cierto, Tot era el dios de la sabiduría con cabeza de Ibis) fue la esposa de Setna Khaemwese, hijo de Ramsés II. Ambos aparecen en un cuento llamado Sa-Osiris.
Mahitusket tuvo dos hijas, pero no conseguía tener un varón. Un día Setna llevó a su esposa al templo de Osiris para que durmiera allí y el dios la bendijera. Allí una voz le habló diciéndole lo que debía hacer para concebir un varón. La mujer lo hizo, tuvo relaciones sexuales con Setna y ya se quedó por fin embarazada. Cuando estaba dormido Setna un dios le volvió a hablar para que supiera que debía llamar a su hijo Sa-Osiris,cosa que hizo cuando nació.
Ese es el relato original. Me temo que el que usted conoce, "casualmente" un calco del nacimiento de Jesús, no es más que una tergivesación interesada de un relato preexistente que poco tiene que ver.
Esto lo puede comprobar usted mismo. Trate de buscar el presunto cuento de Mahitusket tal cual usted lo conoce en medios académinos y egiptólogos. Le aseguro que no lo encontrará más que en google, mil veces repetido por páginas ateas y de new age, pero no encontrará ni un sólo resultado académino, ni la fuente de dónde procede porque, sencillamente, es una creación moderna que sólo tiene por fin atacar al cristianismo.
Si tiene usted interes de examinar estos temas con rigor, esto es, con fuentes y métodos científicos, le recomiendo la siguiente bibliografía:
De Waal, A. Introducciónn a la antropología religiosa. Verbo Divino. Estella. 1975.
* Eliade, M. Historia de las creencias y de las ideas religiosas. 4 vols. Cristiandad. Madrid. 1978.
* Eliade, M. Tratado de historia de las religiones. Cristiandad, Madrid, 1981.
* Gómez Caffarena, J. - Martín Velasco, J. Filosofía de la religión. Revista de Occidente. Madrid. 1973.
* Martín Velasco, J. Introducciónn a la fenomenología de la religión. Cristiandad, Madrid, 1984.
* Meslin, A. Aproximación a una ciencia de las religiones. Cristiandad, Madrid, 1978.
* Van der Leeuw, G. Fenomenología de la religión. FCE. México, 1964.
* Wach, J. El estudio comparado de las religiones. Paidós, Buenos Aires, 1967.
* Widengren, G. Fenomenología de la religión. Cristiandad, Madrid, 1976.
¡Por cierto! Quizás le interese este enlace de mi blog:
http://chotez.blogspot.com/2010/09/napoleon-bonaparte-nunca-existio-es-un.html
Se lo recomiendo vivamente.
Un saludo.
PD: El anonimato es un poco feo. Si usted tiene a bien, póngase al menos un nick o apodo cualquiera :)
Perdona por el anonimato pero como no soy asidua simplemente pensé que no sería necesario. Ah, y por favor tutéame que creo que somos casi de la misma edad! ;)
EliminarTienes razón el cuento se llama "de Satmi" pero, a pesar de mi fallo, veo que me has entendido. Opino como tú, me parece un cuento toda la supuesta investigación de Pujol y las supuestas similutes entre Cristo y las divinidades egipcicias sin ningún tipo de apoyo académico.
He visto la curiosa entrada sobre Napoleón, los razonamientos me parecen un poquito forzados pero igualmente es divertido. Respecto a Jesús soy más de la opinión generalizada del profesor Antonio Piñero. Con toda certeza se puede decir que Jesús existió, pero que fue un judío de la época, patriota y revolucionario y que, como cualquier Judío ¡jamás se le pasaría por la cabeza la blasfemia de decir que era el mismísimo Dios! Supongo que no me negarás el respaldo académico y la autoridad que es el profesor Piñero en cuestiones bíblicas en la comunidad académica hispanohablante.
Saludos!
Estimada Silvia, muchas gracias por tu amabilidad.
EliminarCon respecto a los argumentos forzados en el caso de Napoleón, tengo que decirte que no distan mucho de argumentos utilizados sobre Jesucristo como, por ejemplo, el que tratábamos en el comentario anterior.
Con respecto al profesor Piñero, evidentemente es un erudito pero eso no quiere decir que todas sus afirmaciones u opiniones deban ser asumidas. Hay que tener en cuenta que el Jesús histórico no es el Jesús real, es decir, la persona que realmente vivió en una coordenada espacio-temporal concreta, sino la reconstrucción histórica que podemos realizar en virtud de los métodos de los que disponemos. Esta reconstrucción es necesariamente limitada y cambiante, sujeta a las distintas ideologías. Prueba de ello son las diversas "vidas de Jesús" que no son otra cosa sino el propio reflejo del pensador de turno.
La persona real, por tanto, se nos escapa por los solos medios histórico-críticos. Sus motivaciones, su personalidad, su pensamiento, su religiosidad... Todo ello queda en suspenso en último término con la sola historiografía. También hay que decir, para ser honesto, que para acercarnos a la figura de Jesús no podemos prescindir de las únicas fuentes que son lo suficientemente extensas como para hacernos una idea de quién fue, los evangelios.
No es lícito, por tanto, estudiar al personaje histórico dejando de lado o invalidando la principal fuente de datos de las que disponemos. En ellas, por ejemplo, se deja muy claro que Jesús no era un revolucionario :"Jesús rechaza todas estas expectativas mesiánicas como lo que realmente son: tentaciones satánicas. El evangelio de Juan, precisamente después de la alimentación de las multitudes, nos presenta a Jesús evitando a los que querían hacerle rey (Jn 6:15). Y, sin embargo, Jesús no rechaza todos los signos mesiánicos. Los cuatro evangelios coinciden por ejemplo en presentarnos a Jesús entrando en Jerusalén sobre un asno, lo cual obviamente alude a un pasaje de Zacarías. No deja de ser interesante considerar este pasaje. Allí el rey entra en su ciudad, no como un caudillo militar, montado sobre un caballo, sino humildemente, sobre un asno. Y el texto añade a continuación que Dios destruirá los caballos, los carros de guerra y los arcos que hay en su pueblo, iniciándose así un reinado universal de paz, no como resultado de una victoria militar, sino precisamente por la ausencia de instrumentos de guerra por parte del rey humilde y victorioso (Zac 9:9-10). Esto nos mostraría que Jesús no rechazó en modo alguno todos los signos mesiánicos, sino que hizo una selección de ellos."
"Jesús parece rechazar aquellos signos que implican una imposición del Mesías a partir de una posición de poder y prestigio. Claramente se rechaza la imagen del Mesías como un rey guerrero, y se opta por la imagen de un Mesías humilde, que no monta en caballo, sino en un asno. Frente a las imágenes violentas del Mesías, se aceptan aquellas profecías que hablan de un Mesías pacífico."
"Jesús, el Mesías davídico, rechazó la forma estatal del mesiazgo, y evitó ser proclamado rey (Jn 6:15). Jesús lo deja muy claro a sus discípulos: el estado es la forma de gobierno propia de las naciones paganas; el pueblo de Dios se ha de organizar sin estado: «los que son tenidos por gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y sus grandes ejercen sobre ellas potestad; pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos, porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y dar su vida en rescate por muchos» (Mc 10:42-45 par.)(21)."
Respecto a lo que dices de que "jamás se le pasaría por la cabeza la blasfemia de decir que era el mismo Dios" eso, debes aceptar, es una opinión subjetiva sin base ni histórica ni documental. Tu puedes creer o no en la divinidad de Jesús pero si eres honesta y vas a las fuentes no podrás negar que su pretensión era la de igualarse a Dios. No en vano fue condenado a muerte por blasfemo. Todo lo demás, el componente social, fue un añadido al núcleo de lo que realmente le llevo a la muerte; la blasfemia.
EliminarComo digo, tú podrás creer que era Dios o no, pero no puedes dudar con las fuentes en la mano que él sí lo creyó. Te adjunto aquí un enlace en el que se habla de la pretensión de Jesús, la "cristología implícita", es decir, todos aquellos elementos, dichos y actos de Jesús en los que Él mismo se puso a la altura de Dios, de la Ley. Reclamando mayor autoridad para sí que para ningún otro de los profetas, incluso Moisés:
http://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:rSKhoSj3jSsJ:www.mercaba.org/FICHAS/cmfapostolado/Cristologia/08TEMA8.htm+cristologia+implicita&cd=5&hl=es&ct=clnk&gl=es
Eso en cuanto a lo implícito. En cuanto a las declaraciones explícitas de la divinidad de Jesús hay muchos textos, pero quizás los más llamativos son los que salen de su propia boca, poniendose a la misma altura que el Padre:
-Comunión total Jn10,30; 17,10
-Comunión de gloria Jn 17,5 y 24
-Comunión en el conocer Jn10,15; Mt 11; Lc10
-Comunión en el amor: Jn10,17; Jn14,31, Jn17, 23-24
-Comunión en la actividad: Jn 10,37, Jn5,17
-Comunión de vida: Jn 6,57
Y otros muchos textos que por tiempo y paciencia no traigo, jeje.
Como verás, uno no puede mutilar la información que tenemos de un personaje según convenga a su ideología o a sus postulados a priori. La verdad es que estas son las fuentes que tenemos de Jesús. Puedes creerlo o no, pero evidentemente sus pretensiones no eran las de un judío revolucionario, iba mucho más allá.
EliminarAl fin de todo, tenemos dos opciones: O tomamos toda la información que diponemos de Jesús sin mutilaciones, esto es, los evangelios, la Tradición y las fuentes no cristianas y trabajamos sobre ellas con seriedad, con los métodos histórico-críticos y exegéticos y, también con fe pues no olvidemos que es una fuente de conocimiento indispensable para un ser humano (http://www.ele.uva.es/~pedro/varios/Carreira.htm); o bien, dejamos de lado todo eso y nos basamos en lo que un historiador de turno diga, según le convenga, en base a propio criterio.
Te dejo algunos enlaces interesantes y algo de bibliografía sobre este tema de doctores que tienen todo el prestigio y respaldo en el mundo académico:
Y esta página: http://www.jesus.teologia.upsa.es/secciones.asp?codseccion=1
Bibliografía
A. Schweitzer, Investigación sobre la vida de Jesús (Valencia: Edicep 1990; original 1906). Es la mejor síntesis de la primera búsqueda, desde Reimarus hasta Wrede.
E. Käsemann, “El problema del Jesús histórico”, en: E. Käsemann (ed.), Ensayos exegéticos (Salamanca: Sígueme 1977)159-189. Este artículo señala el comienzo de la nueva búsqueda del Jesús histórico.
R. Aguirre Monasterio, “Estado actual de los estudios sobre el Jesús histórico después de Bultmann” Estudios Bíblicos 54 (1996) 433-463. Estudia, sobre todo los resultados de la tercera búsqueda.
G. Theissen – A. Merz, El Jesús histórico (Salamanca: Sígueme 1999; original alemán 1996). El primer capítulo es un magnífico resumen de las diversas fases de la investigación.
B. Witherington III, The Jesus Quest. The Third Search for the Jew of Nazareth (Downers Grove, Ill.: Inter Varsity 1995). Aunque desde el año de su publicación han aparecido bastantes estudios, esta obra sigue siendo una excelente presentación de las diversas visiones de Jesús surgidas con motivo de la tercera búsqueda.
Enlaces
En la red existe bastante información acerca de la investigación actual sobre el Jesús histórico. He aquí algunos que pueden ser de interés:
Rafael Aguirre, El Jesús histórico a la luz de la exégesis reciente:
http://www.mercaba.org/FICHAS/Relat/jes%C3%BAs_historico_a_la_luz_de_la_e.htm
Es un magnífico artículo de síntesis que puede servir como introducción a todo este tema.
J. P. Meier, The Present State of the ‘Third Quest’ for the Historical Jesus: Loss and Gain Biblica 80 (1999) 459-487: http://www.bsw.org/?l=71801&a=Comm11.htm (Este sólo si usted sabe inglés)
Puedes consultar también online el libro de Schweizer: (Inglés)
A. Schweitzer, The Quest of the Historical Jesus:http://www.earlychristianwritings.com/schweitzer/index.html
Sin más, no tengo mucho tiempo para seguir con el debate.
Un saludo.
Me parece demasiado "minimalista" reducir todo el estudio histórico a dos opciones: o aceptamos todo a pies juntillas, o nos basamos en opiniones subjetivas de historiadores de turno, me parece la falacia de la falsa dicotomía. Se puede conjeturar y las conjeturas tienen mayor o menor grado de probabilidad.
EliminarPor ejemplo, disponemos de un montón de documentación sobre los procesos jurídicos y el derecho en los tiempos del Imperio de Roma y sabemos que la crucifixión era un método de ajusticiamiento única y exclusivamente dirigido a sediciosos y no a blasfemos (por supuesto tampoco a ladrones). Así podemos concluir que Roma tenía sospechas fundadas de pretensiones revolucionarias y violentas de Jesús, tanto como para crucificarle. Tampoco parece nada plausible que el representante de la autoridad romana en Judea, Poncio Pilato, que por cierto dejó escritas sus quejas por ser destinado a gobernar unas provincias que él consideraba de segunda categoría, se dejara "mangonear" por la autoridad judía. Es inaceptable afirmar que los sacerdotes le dijeran al gobierno romano a quién, cómo y por qué tenian que condenar a muerte.
Se puede llegar a la conclusión de que Jesús fue un militante de un movimiento patriota que luchaba contra la invasión romana con pretensiones de instaurar el reino de Dios y por todo ello fue condendo a morir en la cruz. Esto es algo que no sale de las fuentes del Nuevo Testamento pero es que afirmar lo contrario se da de bruces con lo que sabemos a ciencia cierta de la vida y la política en la Antigua Roma y por tanto, es algo más que una simple opinión de un historiador de turno.
"Me parece demasiado "minimalista" reducir todo el estudio histórico a dos opciones: o aceptamos todo a pies juntillas, o nos basamos en opiniones subjetivas de historiadores de turno, me parece la falacia de la falsa dicotomía. Se puede conjeturar y las conjeturas tienen mayor o menor grado de probabilidad."
EliminarNo me has entendido en absoluto.
"Es inaceptable afirmar que los sacerdotes le dijeran al gobierno romano a quién, cómo y por qué tenian que condenar a muerte."
Te recuerdo que ya habían estallado varias revueltas populares de corte patriótica, zelotas, con tra el poder romano. Desde Roma ya habían advertido a Poncio que no tolerarían más desmanes, de ahí que, viendo Pilato que la cosa iba de mal en peor, y que el pueblo amenazaba con acusarlo de complicidad con el supuesto revolucionarlo, al no condenarlo por querer usurpar el lugar que corresponde solo al César, y viendo peligrar su puesto (Jn 19,12), decide entregarlo para ser crucificado (Jn 19,16).
En el proceso seguido ante la autoridad religiosa judía, Jesús fue condenado como autor de un delito de blasfemia. Sin embargo, el Galileo, afirmando ser el Mesías, no había en modo alguno blasfemado, porque en su afirmación no empleó el nombre de Dios, sino que había sustituido prudentemente el nombre personal o genérico de Dios (Yahveh o Élohim), y porque atribuirse a sí mismo o a otros únicamente la calidad de Mesías de Israel tampoco podía considerarse blasfemia.
De esta forma, el proceso terminaba, dictándose sentencia en la que se le condenaba a pena de muerte y se ponía a disposición del prefecto de Roma. No obstante, aquélla no podía ejecutarse sin la explícita aprobación y ratificación de la autoridad romana. Cuando Jesús comparece ante Pilatos enseguida comprende éste que se hallaba ante una de tantas cuestiones conexas con ideas religiosas y en la que no quería intervenir, por lo que les contestó “tomadle vosotros y juzgarlo”, a lo que los acusadores le respondieron que “no les era lícito matar”, entendiendo de esta forma que el inculpado era un hombre destinado a la muerte y por lo que a él le afectaba la aplicación de pleno del ius gladii. De esta manera, comprobando la autoridad judía que el prefecto no era sensible a sus acusaciones, fueron cambiadas por otras de naturaleza política, tales como ser incitador a la rebelión, no pagar tributos a César y proclamarse Mesías Rey, para de esta forma asegurarse no sólo su procesamiento sino además la imputación por unos delitos que llevaran la condena de pena de muerte.
Así, mientras que el tribunal hebraico le acusó de ser Hijo de Dios, ahora ante Pilatos se le imputaba levantar sediciosamente al pueblo contra la metrópoli e incitar a la desobediencia legal prohibiendo el pago de tributos al César. En definitiva, la acusación era estrictamente política y sustituía a la religiosa, siendo presentado como un “revolucionario político”, un cabecilla nacionalista, un individuo peligroso para el Estado de Roma.
Finalmente, en el proceso romano se le condenó a la pena de muerte por crucifixión, sobre la más que absoluta incompetencia en el ejercicio del poder judicial en manos del procurador romano, incapaz de dictar una sentencia conforme a Derecho ante la carencia de fundamentación jurídica y la mediatización del poder político y religioso del Sanedrín conculcando la legalidad. Jesús fue condenado como autor criminalmente responsable de un delito de lesa majestad, como delito público de atentar contra la autoridad, la soberanía y el pueblo de Roma o contra la seguridad del Estado, sus órganos y el propio emperador, lo cual no impide pensar que también pudiera habérsele imputado el crimen receptatorum, delito público de encubrimiento y complicidad; el crimen soladiciorum, delito público consistente en la organización de asociaciones para fines ilícitos, o la seditito, delito público de tumultos.
EliminarNo obstante el interrogatorio al que fue sometido, la sentencia dictada, el propio titulus redactado y la ejecución de la sentencia, no es aventurado pensar que Jesús fue sentenciado a la pena de muerte fundamental y principalmente como autor del delito de lesa majestad. En esta misma línea se expresan otros autores, al afirmar que el Sanedrín no podía condenar a muerte al Galilelo, ya que sólo podía hacerlo el procurador, sobre todo cuando se le acusó de pretender ser rey y de intentar el derrocamiento del Estado, puesto que semejante pretensión suponía un atentado directo contra el Imperio y contra su soberano, lo que hace que quedase tipificado como un crimen laesae maiestatis y al que le correspondía la pena capital.
Con la Ley Julia de Lesa Majestad, en vigor en tiempo de Jesús, este crimen se acercaba al sacrilegio y se consideraba autor al que atentaba contra el pueblo romano y era sancionado con la pena de muerte, para lo cual los jueces debían ocuparse de su investigación, teniendo en cuenta la personalidad del reo, su capacidad para realizar el hecho delictivo o si pensaba hacerlo o lo había intentado anteriormente, y a este respecto resulta del todo curioso como la profesión de la fe cristiana fue considerada como crimen maiestatis, según recogería después el Digesto.
A pesar de ello no quedó en modo alguno demostrada la comisión del delito ni la fundamentación jurídica de la sentencia –requisitos para legitimar la imputabilidad del delito y la imposición de la pena de muerte–, pues todo lo que siguió a raíz de aquella decisión del procurador romano fue debido a la innoble invasión de la conveniencia política en la recta administración de la Justicia por parte de la autoridad romana. El proceso a Cristo fue, en suma, la victoria de la violencia sobre la ley y de la injusticia sobre el Derecho.
EliminarTe dejo dos enlaces: http://www.mercaba.org/FICHAS/cmfapostolado/Cristologia/09TEMA9.htm
http://www.jesus.teologia.upsa.es/subsecciones.asp?codsubseccion=150
"Se puede llegar a la conclusión de que Jesús fue un militante de un movimiento patriota que luchaba contra la invasión romana con pretensiones de instaurar el reino de Dios y por todo ello fue condendo a morir en la cruz. Esto es algo que no sale de las fuentes del Nuevo Testamento (...)"
una interpretación nacionalista de lo realizado por Jesús se opone globalmente al material evangélico, todo él de acuerdo en presentar a un hombre cuya causa es de naturaleza profético-religiosa.
Entre Jesús y los movimientos de resistencia de su tiempo existe una distancia enorme. Su predicación del Reino es de una naturaleza totalmente distinta. Exige una moral de amor fraterno que rechaza la violencia y llega a un perdón sin límites.
En los evangelios se encuentra diseminada por todas partes la contraprueba de la no politicidad de la acción de Jesús: rechazó desde el inicio el camino del ejercicio del poder político (tentaciones) -pedido por las masas y por los discípulos-, considerándolo contrario al querer de Dios en lo referente a su misión.
Este fue el drama de su vida. Drama que tuvo que vivir en soledad, sosteniendo trabajosamente su extraño modelo de mesianidad, un modelo que no correspondía a ninguna expectativa: Jesús no fue el mesías de ningún partido ni de ninguna corriente.
Ahora mismo no estoy segura de estar deacuerdo o no contigo, lo que sí que sé es que no estoy para nada deacuerdo con José Raúl Calderón. Me parece un intento burdo de mago barato de trasladar mágicamente la culpa de la justicia Romana en la muerte de Jesús a los judíos para que en el Imperio resultara más fácil la conversión al cristianismo y hubiese una justificación de la persecución a los judíos.
ResponderEliminar¿Los sacerdotes judíos no tenía capacidad de juzgar y llevar a cabo las penas que imponían, incluso las de muerte? En el Nuevo Testamento hay testimonios de prácticas de lapidaciones por delitos religiosos. ¿Por qué Jesús no murió lapidado? Porque no cometió delito religioso alguno. ¿Por qué murió crucificado? Porque atentó contra el orden establecido.
"¿Por qué Jesús no murió lapidado? Porque no cometió delito religioso alguno."
ResponderEliminarDecir esto es cargarte los 4 evangelios en los cuales, como ya queda dicho, toda la actividad de Jesús es de corte profético-religiosa, en la que habla del Reino de Dios y lo identifica con su propia persona. Si prescindes de los evangelios, que son la principal (prácticamente única) fuente documental de información sobre la vida y actividad de Jesús... ¿en qué fuentes documentales te basas? ¿en conjeturas sobre los grupos sociales de su tiempo y la extrapolación de las mismas a Jesús? Eso es construir castillos en el aire y pasarse por el arco del triunfo la única información que tenemos sobre el ministerio de Jesús.
Si no nos basamos en las fuentes documentales sobre la actividad de Jesús, que gusten o no son los evangelios, estaremos hablando gratuitamente (y con esto no quiero dedcir aceptarlo todo a pie juntillas, que antes me has malinterpretado). No se puede construir una imagen de Jesús al margen de la información que tenemos sobre él, y mucho menos usando como subterfugios "grupos de la época". Como se dice en la Escolástica "lo que se afirma sin pruebas, se puede negar sin pruebas" (gratis asseritur, gratis negatur).
"¿Por qué murió crucificado? Porque atentó contra el orden establecido."
Pues claro que atentó contra el orden establecido, pero no como tú quieres que sea, es decir, como un revolucionario violento, sino porque su predicación y sus obras eran todo un desafío para el poder de las autoridades religiosas judías. No hace falta traer todos los fragmentos evangélicos en los que aparecen estas confrontaciones entre Jesús, los fariseos, los escribas y los sacerdotes.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarEvidentemente a sus enemigos les interesaba tergiversar el mensaje de Jesús, y hacer creer que era un agitador político, un mesías del tipo que se esperaba en su época. Pero él mismo evita ser identificado con este pensamiento. Ya te he traído varios fragmentos evangélicos que así lo atestiguan (como cuando huyó de la muchedumbre cuando quisieron proclamarlo rey tras la multiplicación de los panes y peces, o su reticencia a que fueran diciendo que él era el mesías, secreto mesiánico, para no ser identificado con el mesianismo de corte político que imperaba en su época).
ResponderEliminarPor esta razón las autoridades judías quisieron despojarlo hasta del sentido de su muerte. La lapidación podría dar a Jesús y su movimiento una posteridad después de él, podía incluso legitimarlo, pues esta era la muerte de muchos profetas. Por ejemplo, el profeta Jeremías fue reconocido como tal tras su muerte por lapidación.
En este sentido, lo que se temía era que el movimiento de Jesús, que estaba en pleno apogeo, se consolidará tras su muerte. Por eso convenía que fuera ejecutado como un mero criminal político que atentaba contra la estabilidad del Imperio (en los evangelios se puede ver reiteradamente como Jesús no desafía al Imperio, antes bien pide la sana sumisión a los poderes de este mundo, "dando a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César").
De este modo se le garantizaba la muerte degradante de un vulgar ladrón y, no sólo eso, sino que teológicamente suponía el total descrédito del mensaje de Jesús y sus pretensiones. Con la lapidación podría haber quedado encumbrado como profeta (como ha ocurrido en todo el AT), pero con la muerte en cruz era considerado como un maldito por Dios y por la Ley de Moisés (Deuteronomio 21,23)
¿Cómo entonces podría ser el Mesías, el Hijo de Dios vivo, el que muere maldito por Dios colgado de un madero (Dt 21,23)? ¿Cómo podía ser él mayor que Moisés si muere condenado como un ladrón? ¿Cómo mayor que los profetas si no muere como ellos sino como un bandido cualquiera?
Finalmente, debemos recordar que NO hay acceso histórico ni teológico completos a Jesús sin pasar primero por el testimonio de los apóstoles, luego de la comunidad creyente y finalmente de sus testigos vivos hoy.
ResponderEliminarLa verdad de Cristo y del cristianismo histórico son diferenciables pero no son disociables. No hay acceso inmediato a sus palabras, milagros, muerte y persona sin pasar por las mediaciones de sus seguidores. Ellas son sus credenciales transmisivas, interpretativas y verificadoras. Son palabras de Olegario González de Carnedal, reconocido como uno de los mejores biblístas y especialistas en cristología del panorama internacional.
Volvemos a lo mismo Silvia, si prefieres eliminar toda la información que de Jesús te dan los evangelios, ¿qué te queda?
Está claro que prefieres las conclusiones de Piñero antes que contar con el dato evangélico, porque si algo es constante en los 4 evangelios es el dato de que Jesús no era un revolucionario político, sino alguien que tenía las pretensiones de ser el Mesías, Hijo de Dios.
Yo, sinceramente, no creo que nos vayamos a poner de acuerdo. Este debate ha sido sumamente provechoso y muy enriquecedor, pero no está en mí alargarlo ad infinitum.
Por mi parte lo doy por concluído.
Muchas gracias.
Permitidme que entre brevemente en esta discusión.
ResponderEliminarConcretamente hacéis referencia al ius gladii o potestad para imponer penas de muerte por parte del tribunal judío. Creo que hay que aclarar unos términos.
En primer lugar Silvia, hay que dejar claro que el hecho de que aparezca lapidaciones en el NT (el intento a la muejr adúltera y la de San Esteban) no quiere decir que fueran órdenes judiciales, sino linchamientos.
La pregunta es, ¿estaban en vigor los procedimientos de Derecho procesal judíos que aparecen en el tratado Sanedrín de la Mishna ya en tiempos del proceso de Jesús ante el Sanedrín? Textos hay para negar esta vigencia hacia el 30-33 d.C. ¿Tenía el tribunal del Sanedrín en tiempos de Jesús el ius gladii, esto es, el derecho de ejecutar sentencias de muerte? Miren lo que dice un pasaje del tratado Sanhedrin, ahora del Talmud de Jerusalén: «Cuarenta años antes de la destrucción del templo fueron quitados (a los judíos) los juicios de pena capital». La expresión cuarenta años antes de la destrucción del templo es común en la literatura judía para fechar los acontecimientos que presagiaron su ruina. Podemos, pues, pensar muy bien que el texto se refiere al año 6 d.C., en que Arquelao, hijo de Herodes el Grande, es depuesto, y el gobierno de Judea es encomendado a un procurador, dependiente del legado de Siria. Indudablemente, los romanos no dejan en manos judías el llamado ius gladii. De ahí que, en el transcurso de esa guerra judía contra Roma, expulsados los romanos de Jerusalén por un período de tiempo, otro texto judío diga: «El 17 de Elul, los romanos fueron expulsados de Jerusalén. El 22 de este mes volvimos a matar malhechores (Megzllat Taanit)».
El propio blog de Antonio Piñero recoge esto: "En primer lugar, con el Evangelio de Juan, el cual recoge dos intentos judíos fallidos de lapidar a Jesús (Jn. 8, 53-58 y Jn 10, 22-32), y otro de lapidar a una adúltera a la que el propio Jesús salva in extremis (Jn 8,3-11). Los Hechos de los Apóstoles refieren la lapidación de Esteban tras lo que parece ser un conato de juicio ante el sanedrín de Jerrusalén (Hch 6,8-7).
Pero no se ha de perder de vista que en cualquiera de los tres casos que cita el Evangelio de Juan los judíos actúan como impulsados por la "ley de Lynch" (linchamiento), sin que haya precedido la actuación de juez o tribunal alguno, y menos aún, la del Sanedrín. Y en el que cita Lucas en los Hechos, aunque efectivamente Esteban aparece compareciendo ante el Sanedrín, éste no llega a emitir sentencia, y la ejecución se presenta, una vez más, como un real y verdadero linchamiento ajeno a todo ordenamiento jurídico."
ResponderEliminar"Otro caso a considerar es relatado también por Flavio Josefo, en el citado libro de las Antigüedades: la ejecución de un significado seguidor del Nazareno, Santiago, el llamado “hermano del Señor”, líder de la comunidad cristiana de Jerusalén a la muerte de aquél. Este episodio ocurre en Jerusalén durante el año 62. Las circunstancias políticas, aunque hayan transcurrido hasta tres décadas completas, son prácticamente idénticas a las que regían en la misma provincia cuando Jesús es crucificado:
Pues bien, Anán [el sumo sacerdote], dado su carácter, como creyó disponer de una ocasión pintiparada por haber muerto Festo [el procurador romano] y encontrarse Albino [el nuevo procurador] todavía en camino, instituyó un consejo de jueces [el sanedrín] y tras presentar ante él al hermano del llamado Jesucristo, de nombre Santiago, y a algunos otros, presentó contra ellos la falsa acusación de que habían transgredido la ley y así, los entregó a la plebe para que fueran lapidados. Pero los que parecían ser los más moderados de los habitantes de la ciudad y los más escrupulosos cumplidores de las normas legales apenas soportaron esta acción. Por lo que enviaron recado secretamente ante el rey para exhortarlo a que ordenara a Anán que no continuara con tales acciones, puesto que tampoco la primera que había realizado en esa línea de comportamiento había sido correcta. Y algunos de ellos fueron incluso al encuentro de Albino, quien hacía el viaje por tierra desde Alejandría, y al verlo, le informaron que Anán no estaba autorizado a instituir un consejo de jueces sin el visto bueno del propio Albino” (Ant. XX 9,1)."
Y concluye:
"Teniendo en cuenta los testimonios que hemos ido desgranando, unos que son simplemente linchamientos; otros, actos que no cumplían con las normas, nuestra conclusión no puede ser otra que la de que, efectivamente, el ius gladii en los tiempos en los que Jesús fue condenado a morir en la cruz, y cómo bien se extrae del relato de la pasión de los cuatro evangelistas, no estaba entre las potestades del órgano judío que según ellos mismos indican, le juzgó, a saber, el sanedrín judío."
Si queréis ver el texto completo id al blog de Antonio Piñero:
http://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:urVgZtCvRXMJ:blogs.periodistadigital.com/antoniopinero.php/2009/04/10/p226981+tenia+el+sanedrin+el+ius+gladii&cd=3&hl=es&ct=clnk&gl=es
Gracias, un saludo.
Estimado anónimo, le digo lo mismo que a Silvia le dije. Hubiera preferido un nombre al que poder referirme.
EliminarLe agradezco mucho su aportación a la discusión, creo que es lo suficientemente esclarecedora y está sólidamente asentada. Viene a confirmar lo que yo tenía entendido pero no sabía con seguridad.
Es una buena respuesta a lo que veníamos tratando en estas últimas intervenciones.
Muchas gracias, ha sido verdadermanete enriquecedor para mí todo este debate.
Un saludo a Silvia y a anónimo.
Andy: Muchas gracias por estas imágenes que nos ponen en presencia del Señor al recordarnos su vida.
ResponderEliminarGeniales los señores de la casa. Y para rematar, el comentario de Fernando me ha hecho pensar en que sí, esos somos nosotros
ResponderEliminarGracias a los dos¡