jueves, 10 de marzo de 2011

Fides et Ratio

Una lectura que os recomiendo, si tenéis tiempo en esta cuaresma, es la encíclica Fides et Ratio, de Juan Pablo II.

Os dejo aquí un pequeño comentario introductorio que he hecho de la misma para la clase de Filosofía del conocimiento.





El núcleo del presente documento es, sin duda alguna, la cuestión de la verdad y la capacidad de la razón humana de acceder a ella. En este sentido, el autor pide que la teología y la filosofía vuelvan a caminar juntas, que recuperen su unidad profunda; “La fe y la razón son como las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad".

En el evangelio de Juan nos dice el Señor “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14,6). Desde esta convicción parte la fe cristiana y, por ende, su impulso misionero. En este sentido, podemos afirmar que la cuestión de la verdad es esencial en la fe cristiana, la cual desde sus inicios se ha servido de la filosofía como de una aliada insustituible.

En cuanto al objetivo fundamental de la encíclica, el Papa dice que le "ha parecido necesario acometer de nuevo y de modo más sistemático el argumento sobre la relación entre fe y filosofía", que "ha considerado justo y necesario subrayar el valor que la filosofía tiene para la comprensión de la fe", que "la fe y la razón «se ayudan mutuamente», y que "es fácil ver la riqueza que ha significado para el progreso de la humanidad el encuentro entre filosofía y teología" (N° 100-101). A su vez, la Encíclica va dirigida, además de los obispos, a los teólogos, a los filósofos y a las "personas que buscan la verdad" (N° 6).

Desde el comienzo de la Patrística, pasando por la filosofía medieval y Santo Tomás, la Iglesia siempre ha sido una buscadora incansable de la verdad que, como no puede ser de otro modo, procede de la única fuente que confiere el ser y la existencia a lo que no-es, Dios. Sin embargo, la filosofía moderna se ha ido alejando de las cuestiones sobre la fe y la razón, sobre Dios y la verdad misma, hasta tal punto, que el propio discurso intelectual se ha visto radicalmente empobrecido, sumiendo al hombre en el sinsentido de la nada.

Por su parte, el papa define al hombre como “aquel que busca la verdad” (N.28), un homo viator que va en pos del Bien, la Verdad y la Belleza y que, por tanto, sólo podrá saciarse totalmente de Aquel que se ha revelado, de la Verdad misma, ya que, como decía San Agustín, “Nos hiciste Señor para ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que no descanse en ti”.

Finalmente, podemos decir que la intención última de la encíclica consiste en el intento de rehabilitar la cuestión de la verdad en un mundo marcado por el relativismo y por la esclavitud del no saber. En este sentido, se impone escuchar al Señor que nos dice “la Verdad os hará libres” (Jn 8,32). En efecto, la libertad verdadera es el primer fruto cierto de la posesión de la verdad.

6 comentarios:

  1. Me alegra que la recomiendes. Hay muchos católicos que no se las leen y en ellas los papas, nos muetran gran parte de sus reflexiones personales. Yo recomiendo que se lean también las de Pablo VI, en período de gran confusión en la Iglesia tras el Vaticano II. Un abrazo

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  2. ¡Qué interesante!

    Me pareció curiosa la definición del hombre como el ser que busca la verdad. Si aplicáramos eso radicalmente habría que concluir que mucha gente ha dejado de serlo y se han convertido en otra cosa, en consumistas, en hedonistas, en furiosos, porque la verdad hoy en día importa poco.

    Andy, anímate a publicar a veces comentarios de este tipo, yo al menos soy vago y no voy a leer la encíclica, así que estos resúmenes me parecen útiles.

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  3. Que hermoso compartir gracias que el Señor nos conceda la gracia de Buscarle siempre que este tiempo de gracias sea de más acercamiento a ÉL ser más ÉL y meno nosotros milgracias unidos en oración y un abrazo una feliz cuaresma

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  4. Gracias Andy, muy buena tu recomendación. La volveré a leer porque no tiene desperdicio.

    Un besazo y feliz fin de semana cuaresmal.

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  5. Muchas gracias a todos, de verdad. Es estimulante leer vuestros comentarios.

    Tomo nota de las recomendaciones.

    Un abrazo.

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  6. Ya he leido las tres entradas y ahora comento en cada una.
    No me la he leido
    Sí que voy leyendo las escritas por el Sto Padre actual y alguna de Juan Pablo II.
    Esta, la verdad es que se me hacía un mundo, en parte por el tema.Pero ahora la veo más adsequible, gracias¡¡
    De aquí me ha encantado lo del fruto de la verdad , la libertad¡
    Con lo que me encanta a mi la libertad¡

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