viernes, 18 de marzo de 2011

Fides et Ratio, unas pinceladas (y II)


V. Intervenciones del Magisterio en cuestiones filosóficas


La Iglesia no propone una filosofía propia ni canoniza una filosofía en particular con menoscabo de otras. El motivo profundo de esta cautela está en el hecho de que la filosofía, incluso cuando se relaciona con la teología, debe proceder según sus métodos y sus reglas; de otro modo, no habría garantías de que permanezca orientada hacia la verdad.

“El Magisterio eclesiástico puede y debe, por tanto, ejercer con autoridad, a la luz de la fe, su propio discernimiento crítico en relación con las filosofías y las afirmaciones que se contraponen a la doctrina cristiana. Corresponde al Magisterio indicar, ante todo, los presupuestos y conclusiones filosóficas que fueran incompatibles con la verdad revelada, formulando así las exigencias que desde el punto de vista de la fe se imponen a la filosofía. Es claro, además, que "ninguna forma histórica de filosofía puede legítimamente pretender abarcar toda la verdad, ni ser la explicación plena del ser humano, del mundo y de la relación del hombre con Dios".

Por último, señala el papa el profundo interés de la Iglesia por la filosofía, hasta el punto de ser parte indispensable en el estudio de la teología. ”Deseo reafirmar decididamente que el estudio de la filosofía tiene un carácter fundamental e imprescindible en la estructura de los estudios teológicos y en la formación de los candidatos al sacerdocio. No es casual que el currículum de los estudios teológicos vaya precedido por un período de tiempo en el cual está previsto una especial dedicación al estudio de la filosofía”.(62)



VI. Interacción entre Teología y Filosofía


En este capítulo se nos habla de la importancia capital de la filosofía a la hora de ilustrar ciertos contenidos teológicos, así como de la necesidad de su uso en el proceso de inculturación de la fe. En este sentido nos dice el papa “La teología se organiza como ciencia de la fe a la luz de un doble principio metodológico: el auditus fidei y el intellectus fidei. Con el primero, asume los contenidos de la Revelación tal y como han sido explicitados progresivamente en la Sagrada Tradición, la Sagrada Escritura y el Magisterio vivo de la Iglesia.(88) Con el segundo, la teología quiere responder a las exigencias propias del pensamiento mediante la reflexión especulativa.”(65)

Por último, Juan Pablo II considera que el trayecto que conviene seguir en la relación entre fe y razón debe partir “siempre de la palabra de Dios revelada en la historia, mientras que el objetivo final no puede ser otro que la inteligencia de ésta, profundizada progresivamente a través de las generaciones. Por otra parte, ya que la palabra de Dios es Verdad, favorecerá su mejor comprensión la búsqueda humana de la verdad, o sea, el filosofar". La gran fecundidad de esta vía se pone de manifiesto en tantos autores cristianos que han combinado una búsqueda filosófica y los datos de la fe. El Papa cita, a título de ejemplo, a J. H. Newman, A. Rosmini, J. Maritain, E. Gilson, E. Stein, V. Solovev, P. A. Florenskij, P.J. Caadaev, V. Losskij.

Por último nos dice, “La Revelación, con sus contenidos, nunca puede menospreciar a la razón en sus descubrimientos y en su legítima autonomía; por su parte, sin embargo, la razón no debe jamás perder su capacidad de interrogarse y de interrogar, siendo consciente de que no puede erigirse en valor absoluto y exclusivo.” (79)



VII. Exigencias y cometidos actuales


En esta capítulo el papa nos advierte de los peligros actuales a los que se enfrenta el conocimiento, tales como el relativismo, el nihilismo, la ausencia de sentido…”La consecuencia de esto es que a menudo el espíritu humano está sujeto a una forma de pensamiento ambiguo, que lo lleva a encerrarse todavía más en sí mismo, dentro de los límites de su propia inmanencia, sin ninguna referencia a lo trascendente. Una filosofía carente de la cuestión sobre el sentido de la existencia incurriría en el grave peligro de degradar la razón a funciones meramente instrumentales, sin ninguna auténtica pasión por la búsqueda de la verdad.”

“Para estar en consonancia con la palabra de Dios es necesario, ante todo, que la filosofía encuentre de nuevo su dimensión sapiencial de búsqueda del sentido último y global de la vida. La palabra de Dios revela el fin último del hombre y da un sentido global a su obrar en el mundo. Por esto invita a la filosofía a esforzarse en buscar el fundamento natural de este sentido, que es la religiosidad constitutiva de toda persona. Una filosofía que quisiera negar la posibilidad de un sentido último y global sería no sólo inadecuada, sino errónea.” (81)

Finalmente nos dice “La reflexión filosófica puede contribuir mucho a clarificar la relación entre verdad y vida, entre acontecimiento y verdad doctrinal y, sobre todo, la relación entre verdad trascendente y lenguaje humanamente inteligible. La reciprocidad que hay entre las materias teológicas y los objetivos alcanzados por las diferentes corrientes filosóficas puede manifestar, pues, una fecundidad concreta de cara a la comunicación de la fe y de su comprensión más profunda.” (99)


Conclusión


Esto es un fragmento precioso de la conclusión de la encíclica; es digno de tener muy en cuenta:


“La opción de insertarse en la verdad, al amparo de la Sabiduría y en coherencia con ella, será determinante para la realización del hombre. Solamente en este horizonte de la verdad comprenderá la realización plena de su libertad y su llamada al amor y al conocimiento de Dios como realización suprema de sí mismo.” (107)

2 comentarios:

  1. Genial el punto V el de Intervenciones del Magisterio en cuestiones filosóficas
    Mogollon de gracias por el resumen

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  2. Gracias a ti Miriam. Si te ha servido de provecho yo me doy por satisfecho.

    Un abrazo.

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